martes, 30 de agosto de 2011

Crisis de la mitad de los 20

Busqué en internet la crisis de los 40, esa crisis que los hombres suelen pasar cuando están a la mitad de su vida y ven su físico desvanecerse mucho más rápido de lo que estaban esperando. Busqué la crisis de mitad de los veinte y al parecer no hay documentación al respecto, pero debe de existir de hecho una crisis de la mitad de los veinte porque estoy más que seguro que yo estoy en ella. A diferencia de la crisis de los 40 donde nos vemos obligados a comprar carros deportivos para competir con la nueva generación ascendiente, la crisis de mediados de los 20 se trata de cuestionar todo el sistema que te rodea. ¡La vida no puede ser así! No se puede tratar de entrar a tu trabajo cuando sale el sol y salir cuando ya no lo haya. .. al parecer nadie nos dice que la vida es justamente eso.

Vamos a aceptarlo, no soy el adolescente que solía ser, la comida me sienta mal ahora, me duele la espalda al final del día, los ojos se cansan al estar frente a la computadora todo el día, la máquina de afeitar ya no dilata seis meses como solía hacerlo… y aunque ya no hay espinillas en que preocuparse las agruras las sustituyen. La terrible crisis de los 20 se trata de ver la vida de adulto que al fin has llegado y que no te guste, que aun no te acostumbres, que critiques el hecho que estas en camino a convertirte en alguien que pensabas nunca ibas a ser. No quiero perder el pelo, no quiero engordar, no quiero hacer el mismo trabajo todos los días, temer al punto de fobia perder tu trabajo, pensar en el próximo pago del banco, el plan de retiro, los impuestos… tantas cosas que no sabías que de verdad habría que tomarlas en cuenta.

Muchas veces imaginamos nuestras vidas, tenemos metas, sueños, pensamos en donde nos gustaría trabajar, que nos gustaría hacer, pero la verdad que la misma vida tiene planes diferentes para nosotros y nos vemos envueltos en circunstancias, corrientes, casualidades, que te llevan por un camino completamente diferente, y de repente te preguntas ¿Qué dominios hago aquí? Y la verdad que no tienes una respuesta, y muchas veces salir corriendo no es una opción. Es justamente a mediados de tus veinte años donde te das cuenta hacia donde se dirige tu vida… y entras en la crisis cuando ves que no es lo que pensabas que sería.

Mi trabajo queda justamente frente a la secundaria que solía ir, y justamente salgo a almorzar a la hora cuando las clases terminan. Recuerdo aquellos dulces días sin la más mínima preocupación. Tal vez los mejores alumnos tenían las preocupaciones de las tareas, sistemáticos, exámenes, reportes, modelos… pero yo no. ¡Yo era libre! Solo pensaba en la fiesta del fin de semana, de mis amigos, de las noches en sus casas, de las cervezas a escondidas luego de clases, de ver televisión y de al día siguiente volver a ir a la pasarela más grande que he estado: la secundaria. No estudiaba, mucho menos me preocupaba por no hacerlo, solo iba a hacer vida social al colegio… muchos dicen que la universidad te cambia, pero para mí no hubo efecto, hice justamente lo mismo durante mis 7 años en la universidad estudiando una carrera de 4.

No digo que es lo mejor que uno puede hacer, pero digo que yo no hubiera hecho nada diferente. Cada segundo lo disfruté, lo gocé, aprendí y lo mejor de todo es que me divertí hasta el cansancio. Hubo días difíciles, hubo noches solas, días de depresión, pero la única responsabilidad era yo mismo, no eran las clases, no eran los exámenes, no eran los deberes, yo era quien manejaba mi vida y yo era responsable de cada acción que tomaba dentro de mi libertad.

Un día me atreví (me lo pidieron unos amigos) ir a una disco donde generalmente llegan adolescentes. Máximo 19 años. No había mesas, y pasé toda la noche de pie. En menos de dos horas me dolían las piernas… tal vez ya tenga mi primera variz. El Dj decidió poner “Intergalactic” de los Beastie Boy… fui el único en la disco que grito al escuchar las primeras tonadas de la canción… nadie bailó, la pista se despejó en un segundo, habían caras de confusión, no entendían, ¿Qué era eso?... moraleja de la historia: si estas en mitad de la crisis de los 20 no vayas a una disco de adolescentes. No ayudará nada.

Un espíritu libre como el que yo era no se puede poner en una oficina y mucho menos en un cubículo, donde no sé si llueve, no sé si hace sol o nublado. La vida se me pasa lentamente, y no hay nada que yo pueda hacer. Hacer lo que hago es lo que debo de hacer… o por lo menos eso me han dicho. Y aunque la vida transcurre fuera del edificio yo lo hago en una oficina más pequeña que una celda. ¿Me gusta lo que hago? No lo sé (crisis de mediado de los 20) ¿Lo sabré en algún momento? No lo sé. ¿Quiero continuar? No lo sé. ¿Me imaginaba mi vida diferente? Muy diferente. Y es que cuando uno es adolescente lo único que quiere es salir de la esclavitud de la escuela, de las reglas, de las horas de llegadas, de los padres, a esa edad vemos tantas cosas que nos esclavizan, pero cuando llegamos al fin a ser adultos nos convertimos esclavos de nosotros mismos. Irónico.