lunes, 10 de septiembre de 2012

Carta Abierta

No sé cuantas veces he escuchado a la gente decir que si bien un día estás arriba en el otro estás abajo. Y la verdad es una de las verdades que más se ha representado en mi vida. Yo creo que soy una persona que necesita la aprobación de las otras personas, siempre tengo la extraña necesidad de caerle bien la gente, y hacer entristecer a una persona por algo que yo no quiero hacer es algo que nunca he soportado.

Recuerdo bien el día que nos conocimos. Tal vez no la mejor historia de amor. Pero si recuerdo haber pensado que esto me iba a durar más de lo que me habían durado relaciones así en el pasado. No estoy para contarte todas las rocas que encontramos en estos largos años de convivencia porque los debes de conocer igualmente que yo. También no tengo la necesidad de mencionarlo porque ya en mí figuran como un largo recuerdo que ya no me afecta.

Cometí muchos errores, y probablemente cometí el peor de todos, el error de no haberte sido cien por cien honesto. Pero desde la última vez que nos separamos y te vi irte por una puerta echando escharchas y arcoíris de lo enamorado que estabas yo ya no era el mismo. Logré romper círculos dentro de mí y quebrar patrones que hasta ese momento me habían convertido en un ser humano supurante. Desde esa vez que saliste por esa puerta mientras yo lloraba amargamente en el fondo de mi autoestima, y luego te vi regresar y entrar por la misma puerta ya sin cicatrices de esas lágrimas que había derramado, se me olvidó decirte que ya no era el mismo.

Ahora me podía amar, podía estar consciente de lo que era y de lo que capaz que era, ya no necesitaba de nadie más. Tal vez se me olvidó decirte eso. Tal vez porque pensé que vos ya habías aprendido eso antes que yo. Se me olvidó decirte que mi amor había muerto, que lo habías matado y que a mí me había tocado enterrarlo, y aunque no te deseaba ningún mal aun así te quería… tal vez ahora solo como una persona. Tal vez se me olvidó decirte que yo iba a “tratar” de colocarme en el lugar donde antes estaba… en un lugar donde te amaba profundamente. Fue mi error. Se me olvidó decírtelo. Perdón.

Lo que más me duele de todo esto es poder escucharme a mí mismo en todo lo que decía ahora. Cada idea de mejorar, cada ruego, cada estrategia… eran las mismas que yo tenía. Las mismas que te decía, las mismas que rechazabas con las exactas mismas palabras que ahora lanzaba contra cada una de las tuyas. Lo que más me duele es que me duele dentro de mí al escucharte decir mis palabras y saber lo que estás sintiendo, la impotencia, las ganas de gritar, las ganas de llorar, el dolor en el pecho… lo mismo que sentí yo. Me duele el saber que tengo tatuado en mi alma tu dolor porque yo mismo lo sentí.

viernes, 7 de septiembre de 2012

No solamente un día de esos

Hay días especiales. Hay días que aunque sepás que la gente no lo vaya a ver especial vos sabés que para vos si lo fue. No es por conocer a alguien, no es por una fiesta, no es porque hayas obtenido un bien trabajo, es simplemente el día en el que hago te pasó.

Me había ido a la cama alrededor de la media noche. Una vez que mi nuevo amigo tico se fue, yo me quedé en mi misma mesa simplemente viendo el tiempo pasar, las estrellas, el mar, la vela frente tuyo. Poniendo tu mente en blanco. Decidí ir a acostarme en una bella hamaca para poderme dormir bajo las estrellas. Pero ese inusual espectáculo de estrellas amontonadas brillando, en una noche en al pacífico de Nicaragua, en un pueblo de menos de 10 familias, sin luz eléctrica (ese día no hubo servicio) las estrellas se veían perfectas. Recuerdo haber visto una estrella fugaz. No recuerdo para ser honestos cuando fue la última vez que vi una así tan perfecta, clara, tan cerca. Me atreví a pedir un deseo. Y si de verdad era una estrella fugaz y no un pedazo de basura que nuestros exploradores espaciales hayan dejado entonces ahí en el universo habrá una estrella que lleva mi deseo cargando.
Me fui a dormir en mi dormitorio que comparto con otros turistas. Ninguno hispano. Me sorprende que hasta este momento no me hayan pedido toallas limpias. Es medio raro ser minoría en un lugar donde se supone debes de ser mayoría. Me desperté la mañana siguiente con una sensación que el chele que dormía a la par mía estaba moviendo mi cama con su pie que siempre quedaba flotando en el aire cerca de mi cama ya que su altura no le permitía caber completo en la cama.

En cuestión de menos de 2 segundos me di cuenta, o entré en cuenta, que no era él quien estaba moviendo mi cama y a que aquello se trataba de un temblor. Un temblor de tal magnitud que yo nunca había sentido. Viniendo de una ciudad donde los temblores son comunes de verdad me sorprende haber sentido que ese temblor no era como los otros. Era más fuerte. En cuestión de segundos el Staff del hotel comenzó a gritar histéricamente en todos los cuartos que era un temblor que saliéramos de inmediato.
Para ese entonces yo ya estaba de pie a la orilla de mi cama tratando de ponerme una camisa mientras el movimiento se volvía más intenso. Pensaba cada vez más que la situación se estaba saliendo de control. El hotel tiene como decoraciones botellas de vidrio colgadas a manera de lámparas. Las botellas comenzaron a ser tanto ruido cuando chocaban unas con las otras que entre las preguntas de confusión que me hacían los demás huéspedes que le tradujera lo que el Staff estaba gritando, los columnas de madera rechinando, los gritos desesperados del Staff, la gente que corría en el segundo piso del hotel que era de madera, y el raro sonido de la tierra tan bélico cuando ésta se mueve contribuyó a que todos entráramos en un momento de pánico.

Todos salimos donde las mesas del restaurante estaban, aun temblaba y podía ver como los centros de mesas se caían, las botellas se golpeaban unas con las otras y el Staff del hotel asustado. Inmediatamente fue a ver el mar. Todo parecía tranquilo. Entonces me entró el peor miedo de todos. Managua. El temblor había sido exageradamente fuerte, mi lógica me decía que debió de haber sido un terremoto en algún otro lado. ¿Managua? Mi familia, mis amigos, mi casa.

Comencé a preguntar al Staff del hotel confundido como todos que si había sido en Managua. Que necesitaba saber sobre Managua. ¿Qué iba a saber el pobre si lo mismo que yo sabía era lo que todos sabían? Rápidamente el Staff del hotel nos pidieron que empacáramos todas nuestras cosas y las pusiéramos sobre la cama.

Traté de llamar a mi mama. No había línea. Con costo había señal en aquel recóndito lugar. Necesitaba saber. ¿Qué iba a hacer? Tendría que regresar peros i había sido en Managua nadie me va a querer llevar ahí. Mi mamá trabaja en un 10mo piso. No puede bajar escaleras rápidamente. Todo se disipó cuando lograron conectar la televisión. Lo primero que leía fue unas grandes letras amarillas que decían “Alerta de Tsunami en costas del Pacifico”.

La preocupación que había sido en Managua se desapareció pero luego vi que era yo el que estaba en el lugar de peligro no mi familia y amigos en Managua. El Staff del hotel se volvió aun más histérico. Nos pidieron rápidamente que sacáramos nuestras cosas de nuestros cuartos y las pusiéramos en el parqueo. Todos obedecimos. Apagaron la televisión y nos informaron (para mí en una manera un poco pintoresca al punto de no creer lo que escuchaba) que nos evacuarían en una camioneta del hotel a una colina porque “La primera ola del tsunami va a impactar la playa a las 9:50am” vi mi reloj. 9:30. Le dije al muchacho que estaba bromeando. Que no podía ser posible. Que me dijera si era una broma. Me dijo que era verdad.

Nos montamos en la camioneta con miles historias de los locales. Noticias no confirmadas. Inventadas tal vez. Pero que no tenía manera de comprobarlas, sin teléfono, sin internet, sin televisión. No me quedaba de otra que escuchar historias de evacuaciones masivas de San Juan del Sur (Una ciudad cercana junto a la playa) sirenas de tsunami sonando en las playas de Managua.

Llegamos a la colina desde donde podíamos ver la playa, y una playa vecina “Gacalito de la Isla” donde está un lujoso resort y construcciones por todos lados. En menos de 10 minutos de haber llegado a la colina pude ver 4 buses parqueados en Gucalito de la Isla y un sin número de empleados, constructores, Staff y huéspedes del hotel haciendo una línea para montarse en el bus. Todos se fueron. Eso me asustó aun más. La histeria no era solamente en la comunidad donde yo estaba. De verdad estaban evacuando. Pero lo que más me asustó fue que apenas 15 minutos de llegar a la colina dos helicópteros del ejército sobrevolaban la zona una y otra vez. Debió a haber sido grande pensaba. De verdad deben de estar evacuando San Juan Del Sur. ¿Se acordaran de nosotros?

Tomé la decisión de irme de Playa Gigante. Les dije que iría a Rivas. Me dijeron que tendría que caminar mucho pues no había transporte (No por el Tsunami sino porque nunca hay transporte para llegar a esa comunidad). Les dije que no me importaba caminar un poco. Entre más me aleje de la playa creo que será mejor.

Y comencé a caminar con una mochila que pesaba alrededor de 50 libras. Veía los camiones de personas que se estaban alejando de la playa. Buses de otros resorts cargados de su personal. Yo sabía que de haber habido un tsunami ya debió de haber pasado, pero igual era bueno que evacuaran a todo el mundo. Me dio aventón una pareja de un muchacho muy simpático Brasileño y su novia Australiana. A esta última le faltaba gracia. Al ver el sexapil de un hispano junto a alguien de raza fría, la simplicidad de lo blanco de piel se vuelve mucho más evidente. Ellos estaban pescando (en la zona o uno pesca o uno surfea… solo yo que no andaba haciendo ni lo uno ni lo otro) cuando ocurrió el “terremoto” como ellos lo llamaban. Y aun estando en el mar se dieron cuenta de que se trataba. Regresaron a tierra, tomaron su carro y fueron tierra adentro, ahora regresarían a la playa donde estaban. Me ahorraron más o menos 5 kilómetros de caminata.

Espere un bus que me llevaría a Rivas en un paraje inhóspito pero que me habían asegurado que era una parada de bus. Unos me dijeron que a las 1 de la tarde pasaría uno, otros que a las 11. Yo sin saber idea que hora era porque todos mis aparatos estaban sin batería decidí acostarme en una suerte de parada de bus a leer y a esperar que algo pasara.

El bus me llevó a Rivas donde resultaba ser que no había buses a San Juan del Sur por el tsunami. Tenía que esperar a que levantaran la alerta (otras 3 horas más) para poder tomar un bus a San Juan del Sur donde conocería a un amigo de los Estados Unidos. Tomé un taxi de Rivas a San Juan del Sur por el 1000% más de lo que hubiera pagado en un bus.

San Juan del Sur era un pueblo fantasma. El 95% de todos los comercios estaban cerrados. Muy poca gente en la playa. Fui al hotel donde siempre me quedó. Me dieron una habitación y me dispuse a descansar antes de salir al encuentro de mi nuevo amigo.

Nunca olvidaré el día.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El árbol que se sentía reprimido cuando todos lo pensaban dignificado.


Siempre me ha gustado pensar en el aire como un punto geográfico mesurable y con conciencia, y de esa misma rara manera he visto a los árboles como seres consientes que guardan toda su experiencia adquirida por su inmovilidad. Experiencia que yo traducía como sabiduría.

Desde el inicio de su historia este árbol había sido germinado alimentándose de nada más que la tierra misma. Quien sabe hace cuantos años. De seguro muchos antes de haber visto a los primeros habitantes de la playa. Me imagino las primeras imágenes del árbol. Ver gran pedazo de vista. Las olas romper una tras otras enmarcadas por montañas de mas árboles. Podía ver los misterios de la inmovilidad, la vida como estaba destinada a ser sin los humanos. Lo único que escuchaba era el viento y las olas al romper. Nada más.

Ahora el árbol fue ocupado como parte de la decoración del lugar. En medio de la construcción de madera para turistas de bajo presupuesto y en búsqueda de su yo interior. Un ambiente seguro para cuando los niños en su búsqueda personal se cansen de la verdadera naturaleza y puedan llegar a un lugar con sábanas limpias sin aun perder la apariencia que están a la intemperie.

Todos aclaman al constructor, dueño, diseñador. Salvarle la vida al árbol incorporándolo a la construcción. Que sea el tema central de su hotel, bar, restaurante, hostal. Creen que el árbol ha salvado su vida y ahora ha llegado a ser dignificado. ¿Dignificado por que la raza humana lo considere así?
Admiran el hecho de que al árbol ahora consta con un enchufe eléctrico incorporado, y ahora no solamente es parte del ambiente e interior del lugar si no que ahora era una decoración funcional. Todos los niños con sus blogs (ya sé lo que están pensando) conectaban sus portátiles al árbol para poder escribir inspirados entre alcohol, falta de responsabilidad y futuro, drogas y lujuria como se veía el atardecer en ese momento. Justo frente a la playa.

Pobre mi amigo árbol. Una vez vi que en Guantánamo un método de tortura (o como nos han enseñado a decirlo “métodos amistosos de persuasión”) en donde encierran al prisionero en una suerte de celda y le ponían una canción de rock pesado una tras otra y otra vez. Las personas (generalmente no hablan inglés no sabe cuándo empieza o termina la canción) y eso básicamente los vuelve locos. Pienso de esa misma manera con este árbol. Luego de haber pasado décadas escuchando nada más que las olas ahora se encuentra a hippies tontos hablar sobre cuál es el problema del primer mundo y como componerlo. Pobre. Según él… ha tocado fondo. Para nosotros estaba dignificado… le hemos salvado la vida. Buena dignificación.

martes, 4 de septiembre de 2012

El tico que le tenía miedo a las cosas marinas

Era solamente mi primer día de vacaciones. Llegue al hotel, rápidamente pedí una habitación y luego me quede dormido por aproximadamente 40 minutos. No había almorzado aun y ya que no hay horarios ahora me dispuse ir a la orilla de la playa a tomar algo. Al salir un muchacho me sonrió. Le sonreí de regreso y me fui a sentar. Llegué a la barra unos minutos después para ordenar algo de comer y vodka.

Tenía la mirada del muchacho justamente en mi nuca. Lo volví a ver y me sonrió y se presento. Desde que le escuché sus primaras palabras supe que era tico, o peor aun un nica con acento tico. Me confirmó que era tico y que estaba solo de vacaciones. Para ese momento yo ya estaba un poco incomodo. Le dije que estaba escribiendo en una mesa, si quería se podía llegar después. A lo cual respondió que eso era justamente lo que iba a hacer en ese momento. Me reí un poco en mi cabeza.

Llegué a mi mesa y comenzó a hablar. Nos contamos nuestras historias y travesías para llegar al lugar donde estamos. Luego que la conversación avanzó su personalidad se volvía mas caricaturesca, mas étnica, mas estereotipo. Nuestros padres, las reglas, normas, profesores, televisión… en fin… todos, nos han dicho que nunca juzgues un libro por su portada. Que los estereotipos no son ciertos. Pero frente a mí se desvelaba el estereotipo del tico según nosotros los nicas.

Para empezar lo tuve que corregir muchas veces por su falta de pronunciación de la letra “r”, no por burlarme de su acento si no que mis oídos sangraban cada vez que escuchaba como la “r” era minimizada y mal pronunciada. Me dijo que venía de una ciudad que quedaba junto al mar. Una ciudad balneario. Yo con la humidad del nica le dije que era muy bonito vivir en un pueblo junto al mar. De repente, el tico sintió que le habían ofendido. Me corrigió inmediatamente y me dijo muy certeramente que no era pueblo si no una ciudad. Con edificios de 50 pisos, hoteles, resorts y hasta ahora va a haber un estadio olímpico pues ahí será el mundial femenino de futbol de la FIFA. Le dije que estaba bien, mientras me tomaba un trago de cerveza para tratar de bajarme el anonadamiento en ese momento. Pero ese “esta bien” lo interpretó como si dudaba. Me volvió a repetir lo mismo… los edificios de 50 pesos, los hoteles, los resorts, el estadio, el mundial de futbol… como si con solo volver a escuchara me bastara para quitarme la duda. Y es que de verdad no dudaba… pero como humilde nica solo he visto pueblos a la orilla del mar. Y como en Nicaragua no tenemos ciudades a la orilla del mar con estadio olímpico me dio la impresión que así era en todos lados, pero parece que no.

Y es que de verdad yo no soy muy partidario de los estereotipos, pues si de verdad se viviera por eso yo tendría mucho que perder como hispano mestizo. Pero me duele decirlo, o mejor dicho tal vez no me duele tanto en este caso si no me provoque una gracia exorbitante dentro de mí, pero tenía frente a mí el estereotipo del tico. Hasta pude sentir escalofríos en mi piel que de seguro era la reacción de mi cuerpo por una pequeña reivindicación de mi raza frente a un tico. Dudo que él haya notado la reivindicación pues no creo que su pensamiento llegue más allá de la perfección que resultó ser su patria.

Generalmente se cree que aparte de homosexuales los ticos son drogadictos. Luego de haberme pedido marihuana mi invitado tico me ha contado experiencias fuera de este mundo con las anfetaminas. Le traté de ver los dientes (pues había escuchado que las metanfetaminas hacen que se te caigan los dientes) los tenía todos. Que en su país era muy fácil conseguir éxtasis, marihuana, cocaína y metanfetaminas… y se ha visto un poco contrariado de este lado de la frontera porque parece que aquí “la gente es muy conservadora con las drogas”. Según este ciudadano en su país la policía sabe todo de expendios pero se vende y consume libremente. Lo que me dan ganas de añadir “Gracias vecino por tu apoyo en la lucha contra el narcotráfico”. ¿Qué haríamos sin ellos?

Luego me contó una historia de que ayer había visto dos militares en la playa donde él estaba (A la par de donde yo estaba). Yo no le presté atención y no hice ningún comentario. ¿Qué iba a decir? Hizo referencia a eso 3 veces hasta que insistió en mostrarme una foto que había tomado de los militares por si yo no le había creído. Luego entendí. ¿Era paranoia ya que estábamos cerca de la frontera con su país? ¿O simplemente asombro de ver militares ya que el suyo supuestamente no tiene ni uno?

Pero el colmo de la noche, de la ignorancia o tal vez no ignorancia sino de… bueno no sé. Ignorancia tal vez en la palabra correcta pero no quería ofender mucho. Hablando de nuestra independencia el recalcó que nuestra independencia era el 14 de septiembre. Me detuve en mis pensamientos, creo que en ese momento las olas se detuvieron también. Le dije que la independencia de Centroamérica era el 15 de septiembre. (por cierto nosotros tenemos feriado también el 14 de Septiembre y tal vez se ahí vino su confusión). Pero él estaba segurísimo que la de nosotros era el 14 de Septiembre y que por eso lo teníamos feriado porque… [Prepárense]…. A nosotros nos llegó primero la noticia porque venía en caballo… y a Costa Rica llego el 15 de Septiembre.

Me he soltado una risa incontrolable. Y en ese momento decidí hacer honor a este encuentro gracioso poniéndolo en un blog. Luego que me detuviera de reírme (mientras él se reía como loco también) le expliqué como eran las cosas. Pareció entender. Y con toda mis esperanzas puestas que de verdad entendió para que por lo menos sepa algo de historia de su región.

Luego me contó que el 14 de Septiembre ellos tienen un festival al cual llaman desfile de faroles. Y lo que a continuación me narró me pareció algo tan tico que no me lo pude imaginar en otro lugar. Empezó el 14 de Septiembre del año de la independencia cuando todas las familias (sin luz eléctrica en ese momento) salieron a las calles con faroles a esperar la noticia de la independencia todos los “chiquillos” con educación y respeto a la nueva independencia. También añadió diciendo “No eran faroles como los de ahora que son de lámparas porque no había luz eléctrica… pero ya teníamos faroles para esos tiempos” me reí. Lo más fuerte que pude. Me imaginé dentro de mí como habrán recibido la noticia de la independencia en León… Con machete, aguardiente, pistolas y borrachos. Muy nica.

Mi Primer Día en el Paraíso


Un día discutía acaloradamente con una mujer avanzada en sus 30s, con dos hijos, y con un trabajo que por coincidencia de la vida era lo que yo hacía hasta hace unos días atrás. Me gusta creerle que de verdad era lo que hacía, pero la verdad lo dudo. Se sorprendió de mi corta edad, y de que ese era el primer trabajo que había tenido desde que me gradué. Según ella tuve mucha suerte en tener ese tipo de trabajo en el primer intento, en la primera entrevista, en el primer trabajo que obtuviste dos semanas después de tu ceremonia de graduación.

Le conté también que había renunciado y que ese justamente era el primer día que oficialmente estaba sin trabajo. De repente parece que lo que decía ya no tenía sentido para ella. Su primera pregunta fue “¿Por qué?” y sin dudarlo le dije que no me gustaba mi trabajo, lo odiaba, trabajaba demasiado y con costo tenía tiempo para mí mismo. Mi miró con una cara de confusión sobreactuada en su embriaguez. Me miró como si literalmente yo viniera de otro planeta, como si venía de los años 60s, como un hippie sucio, vago, sin deseos de superación sin querer trabajar.

Me dio una charla. Literalmente esta mujer por arriba de sus 30s, con dos hijos, y ebria me quería o pretendía o su intención de la noche era enseñarme de que se trata el mundo real. Siempre las persona hablan del mundo real y la verdad (o por lo menos yo pienso) nadie cree estar viendo en el mundo real. Literalmente todos se creen tan afortunados para no estar viviendo en el mundo real. Tal vez el mundo real no sea tan peligroso como nos lo imaginábamos. Me dijo que ella ha estado trabajando hasta el cansancio desde que tenía mi edad y eso la ha hecho llegar al lugar donde ella estaba, eso la ha hecho la mujer que es ahora. Y eso me hace pensar… ¿en que lugar crees que estas? ¿Literalmente me lleva 10 años y ella ha luchado toda su vida laboral por el mismo lugar donde yo estaba?

Me reclamaba, literalmente me decía que mi decisión había sido una gran irresponsabilidad. ¿Después de todo, la vida no se trataba de responsabilidades tras responsabilidades, luego marido, hijos, universidades que pagar, hipoteca que pagar, planes de pensiones que pagar? ¿Qué tal si la vida bien vivida no es así? Y es que solo el hecho de cuestionar el status quo parece ser tan agobiante, tan ilegal, tan fuera de los límites de la tolerancia cultural. Puedo tolerar que seas homosexual, que tengas tendencia comunista, que hayas ido a colegio privado, que seas menor que yo, pero lo que no puedo tolerar es que dejes un trabajo por tu propio placer.

Me dio una charla de aproximadamente media hora. Los acompañantes me quedaban viendo como “¿Qué es lo que él dirá ahora?” esperando mi ataque, esperando mi retorica socialista, ambientalista, de integración con cultura y naturaleza, o simplemente mi respuesta de un hombre de ciudad estresado. Solo le dije “Hay diferentes direcciones que le queremos dar a nuestras vidas” a lo cual ella asintió y admitió que después de haber trabajado tanto se siente cansada, con ganas de salir corriendo.

No sé si mi aventura me llevará a un verdadero encuentro personal o de verdad a redefinir mi legado indígena. Nunca me ha gustado ser tan optimista con las cosas. Pero mi primer viaje anómalo me hace pensar que ha sido un buen inicio. Luego de esperar por buses, viajar en camiones, y luego de mucho caminar me encuentro en el mejor lugar del mundo para mí en este momento.

Apenas llegar al hotel, leer un rato en la cama y dormir, encontré a alguien con pasar la tarde. Me pregunto si fuera esa personas legendaria que se sienta en el mismo lugar todos los días de su vida en un bar frente a la playa y siempre, todas las noches sin excepción tener un compañero de mesa, de tragos y de historias… muchas inventadas, pero al fin y al cabo historias. Aun no se que dirección le quiera dar a mi vida, si este espíritu de aventura se me acabe cuando se me acabe el dinero o si solo será una semana luego de regresar arrastrándome a mi trabajo para que me lo den de regreso.