sábado, 31 de diciembre de 2011

De Regreso al País de las No-Maravillas


En la serie de televisión “Sexo en la Ciudad”, en la primera temporada, el quinto episodio, la protagonista Carrie Bradshaw se topa con una vieja amiga en un restaurante muy exclusivo donde Carrie no pudo conseguir mesa esa noche. Su amiga, Amalita, es una mujer morena europea y con un acento muy fuerte. Carrie la describe como una mujer dedicada a la fiesta y a los viajes, siempre rodeada de la compañía perfecta. En pocas palabras, Amalita, lleva una vida mucho más extravagante que la misma Carrie.

A mí no me gusta hacer comparaciones de mi vida, y mis situaciones con programas de televisión y mucho menos con uno que se llame “Sexo en la Ciudad” pero la noche anterior salí con mi viejo amigo olvidado por mí a causa de trabajo, tiempo y cansancio y viví un extraño deja vu con ese episodio. Pero tenía que hacer algo el último sábado del año. A falta de mí, mi amigo se buscó nuevos amigos para mantener su ritmo de restaurantes de moda, de bares repletos y discotecas exclusivas. Mas que las ganas de salir y volver a experimentar ese mundo una vez más, le pedí que saliéramos juntos esa noche porque una amistad como la de él no es algo que quiera engavetar.

Estaba en la discoteca donde se profesa que es el lugar donde se debe estar. Discoteca que a mí no me gusta, que siempre la he categorizado como sobrevalorada, y donde solo las personas que quieren reafirmar su status social van… porque al fin al cabo parece que es el lugar donde se va para ser visto. Después de un par de horas frente a mi armario tratando elegir la ropa que tendrá la dicha de visitar tan “prestigioso lugar” salí a las 12 de la noche rumbo a ese lugar.

Llegué. Algunas cosas habían cambiado desde la última vez que había ido, y lo que me impresionó es descubrir que había habido un cambio radical del lugar, lo que justamente coincidía con la noción de que tenía muchos meses de no ir ahí. En otros lugares he hablado de cómo me da risa el teatro social que se despliega en ese lugar. Cualquier persona que conozcas aunque sea solamente de cara te saluda afectuosamente, después de todo ellos han venido a lo mismo que todos ahí… a ser vistos. Me parece un poco irónico un lugar tan teatral en un país donde la realidad social es otra.

Mi amigo estaba en el área VIP (como era de suponerse de él) así que no me quedó de otra que sacar más dinero de lo normal para poder pagar la entrada para el lugar exclusivo de esa discoteca exclusiva. Y de repente no es el dinero en sí que me duele perder… sino perderlo de esa manera, para alimentar a un teatro que tanto antes como ahora me llenaban tan poco, donde no iba para ser visto porque de verdad eso jamás me ha importado. De hecho duele el dinero cuando literalmente se tira para entrar a un lugar como estos.

Los saludos afectuosos salieron en todo el camino hacia el área VIP. Vi a mi amigo. Ahí estaba. Con sus nuevos amigos, justo como me lo imaginé. Nos saludamos. Me presentó a sus amigos. Y ahí estaba yo una vez más de regreso a ese país de las no-maravillas. Espectador de tan caricaturesco teatro. E hice un viaje en mi mente a los muchos meses atrás que solía llegar a ese mismo lugar con mi amigo. Y recordé lo cruel que es la vida de soltero que quiere dejarlo de ser. Te presentan a personas y en los próximos 5 minutos ambos evalúan el físico, posición social, educación, inteligencia, y tratan de definirte como persona y en menos de esos 5 minutos han tomado la decisión si deben mantener el interés en vos o no.

Y luego vienen los miles de pensamientos que te comen vivo lentamente. ¿Le gustó?, No puedo decir cuántas parejas he tenido antes porque es un número alto y pensará que soy inestable, tengo que ocultar mi interés porque va a pensar que estoy desesperado, aun no me ha pedido mi número de teléfono, ¿se lo debo de pedir yo? Y comenzamos a analizar todo movimiento desesperadamente para encontrar un rastro iluso de interés por su parte, leemos señales entre el humo de los cigarros y la visión borrosa que te da cinco cervezas. Y seguimos nuestra carrera cruel para poder llegar al estado de comprometido.

Sé que muchas personas no lo hacen, sé que hay muchas personas que son completamente normales. Pero recuerdo que yo tuve una terrible etapa de desesperación, y cuando uno ha tenido tan terrible enfermedad es fácil saber quien la padece ahora. Solo ve a tu alrededor y podrás verte cuando hacías justamente lo mismo. Ocultando parte de tu personalidad, resaltando otras, para que esa nueva personalidad moldeada se ajuste a la de la otra persona.

Hay otros que padecen la terrible enfermedad de comparar a sus nuevas citas con sus antiguos novios. “Siempre hay que elegir a alguien mejor que tu ex novio” argumentan todo el tiempo. No tengo palabras para eso, pero no me imagino viviendo una vida rechazando personas completamente buenas solo porque no son mejores que lo que tuve antes. Y aparte, ¿Desde cuándo un ex novio es bueno? Y buscan a esa persona con la educación perfecta, con el carro perfecto, con el sentido de moda perfecta y con amistades perfectas.

Mi amigo y yo cuando nos aburríamos de estar en esa discoteca nos íbamos a otra que es de menor calidad. Esa noche no hice ni la sugerencia de ir… era obvio que no quería que supieran que antes íbamos a ahí. Luego de que nos aburríamos (a las 5 o 6 de la mañana) de estar en la otra disco de menos calidad íbamos a comer hamburguesas a los carritos ambulantes que se ponen en la avenida principal de Managua. 30 córdobas nos costaba. Ahora parece que la rutina ha cambiado un poco, a las 3 de la mañana salimos de la discoteca a comer una hamburguesa de marca que me costó 200 Córdobas. 500% más de lo que antes gastábamos. Pero me gustaba estar con mi amigo.
Hace mucho tiempo descubrí la belleza de la sencillez, de una vida normal, ya que con las preocupaciones del trabajo bastaban ¿Por qué preocuparme de quien me vea, que carro manejo o que ropa me pondré en la noche? ¿Volveré a salir de esa manera? Creo que necesito otros 8 meses de descanso de ese lugar para poder volver a ir.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Para vos


Hay muchas cosas que ocupan mi mente durante el día, las cosas que tengo que pagar, mi trabajo, mi perra, en cómo me voy a ir a mi casa luego del trabajo, pero hay momentos entre ventanas de mi computadora donde me quedo fijamente viendo la pantalla y es cuando pienso en vos. Te pienso en aquellos momentos cuando nos estábamos conociendo, de nuestras primeras conversaciones, de como el sueño de estar con vos viviendo bajo el mismo techo (tiempo después de una relación) se volvía más o menos obvio (o por lo menos eso creo yo) en cada cosa que te decía.

En este ambiente donde trabajo, gris y de vidrio, sos ese segundo (o tal vez minutos) de pensamiento donde me olvido del frio de la oficina, y mis labios partidos, donde solo te veo sonriendo en mi mente. Imagino tu sonrisa perfecta. Tal vez solo sean unos segundos de mi ía, pero son los mejores segundos. Puedo sentir el aire de nuestro escape hipotético de nuestra realidad. Pienso que hubiera sido de nosotros de llevarse a cabo. ¿En que punto nos encontraríamos?, ¿Estuviéramos juntos?, ¿hubiéramos sido felices?, y si lo hubiéramos llegado a ser juntos... ¿seguiríamos siendo felices?

A veces pienso decirte que aun me gustas, pero no sé si eso a estas alturas es aceptable. Solo por si se te había olvidado, por si nunca estuviste seguro que me gustabas, o por si acaso simplemente no lo sabías. También pienso si te he idealizado, pero eso creo que nunca lo descubriré y me siento bien pensarte esos segundos románticos durante mi día tal y como sos: idealizado. Pienso en lo que te gusta, y lo que me gusta a mí lo que a vos te gusta.

Pienso que deberías decirme que te gusto, creo que a estas alturas definitivamente sería más que aceptable. Tal vez lo he olvidado, Tal vez nunca estuve seguro que te gustaba, o tal vez nunca lo supe. No sé si esos segundos donde me quedo estático serán los mismos segundos donde vos te quedas estático frente a tu computador. Tal vez un tipo de fuerza cósmica sincroniza nuestros pensamientos. Pero eso solo funcionara si me has idealizado de la misma manera que lo he hecho yo... Y eso no lo sé.

Puede haber muchas personas en el mundo, pero es bonito estar consciente que entre mis finanzas, mi transporte y mi perra tengas unos segundos de mi día donde por defecto aterrizas en mi mente y me hagas pensar esas cosas. No sé si seas mi alma gemela, no sé si eso exista ya que sos una persona única e irrepetible en el mundo, de la misma forma que lo soy yo, pero tal vez, y solo tal vez, nuestras almas se lleven bien juntas por mucho tiempo.

No sé si nuestros sueño de escape se realice algún día, y si es así no se si serán como las fotos de nosotros que se me vienen a la cabeza cuando pienso en ellos... pero el sol de la playa donde estamos imaginariamente hace que no necesite el suéter por un segundo. Son segundos donde vos y aquella sencillez de nuestras primeras conversaciones hacen que me olvide de donde estoy. Tal vez te des cuenta de lo que digo, y pienses "eso me pasa mi", ya sea que te siga pasando ahora, o te pasaba antes.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Padres.


Un día dos personas, consiente o inconscientemente, se juntaron y nos concibieron. Desde ese día somos una persona completa, existimos y somos parte de este mundo. Siempre he sabido la importancia de los padres en el proceso de criar a una persona, pero no fue hace mucho cuando de verdad me puse a pensar en la trascendencia de los padres para la vida de la persona que crían. Fue hasta entonces que pensé en lo difícil, en lo cansado, esclavizante, y en la responsabilidad que conlleva la vida de padres. Me asusté, y aunque siempre he dicho que no me gustaría tener hijos al mismo tiempo siempre pienso “Yo haría esto con mi hijo”, “Yo lo matriculara en este colegio”, “Yo le dijera que jugara este deporte”, pero ese día me puse a pensar que de verdad tal vez no tenga madera de padre. Creo que soy una de esas personas cuya única responsabilidad es uno mismo.

Siempre escucho decir que ser padres es un trabajo de tiempo completo, pero… más allá de tiempo completo, es un trabajo de toda la vida. Ser padres significa no volver a ser libre, que cada pensamiento que cruce en tu mente este predeterminado, o pre-prensado teniendo en cuenta a tu hijo. No puedo ver mi vida pensando en eso antes de tomar una decisión, antes de irme de vacaciones, antes de comprarme mi ropa, antes de ir a una fiesta, o antes de llegar tomado a la casa.

Admiro de todo corazón la labor incansable de los padres, y admiro aun más los míos, quienes dedicaron su vida, sus energías, sus sueños, sus metas, gran parte de sus salarios para educarme, enseñarme, y hacer la persona que hoy soy. Pudiendo tener cualquier otra cosa, tomaron la decisión que en sus vidas faltaba otra persona la cual tendrían una responsabilidad, un lazo para el resto de sus vidas. Y me educaron de la manera más sencilla, desenfadada, con todo el amor que puede alcanzar en sus corazones.

Mis padres me enseñaron la importancia de la ética, la honestidad, y las bases para ser una buena persona y no causar daño a las personas. No sé si les pasa a todos los hijos, pero a veces cuando estoy en una encrucijada puedo repetirme en mi mente las frases de mi madre en mi cabeza y sé que elección tomar. Puedo escucharla diciendo “Uno siempre tiene que estar seguro de lo hace”, “Hay que saber elegir a tus amigos, hay personas buenas y malas en el mundo y vos vas a ser quien distinga que tipo son”, “Uno no puede construir nada alrededor de mentiras”. Normas básicas que nos dejan nuestros padres y las convertimos en márgenes, parámetros en los cuales encausamos nuestras vidas. Nuestros propios códigos, nuestras propias leyes del bien y el mal.

No sé si seré capaz de ser la mitad de buen padre como fueron los míos. No sé con que tipo de persona voy a terminar después de haberle enseñado (o al menos tratado) sus propios códigos de ética. No sé que ganaría la batalla entre comprarme la camisa carísima que vi en la tienda, o pagar las mensualidades del colegio. Cuando pensamientos como “si tuviera un hijo pequeño esperara que se durmiera y lo dejaría sin niñera para ir a la fiesta… después de todo ¿Cuál es la posibilidad que se despierte?” son comunes tu misma alarma te dice que tal vez no serías buen padre.

No sé que tan fiesteros pudieron haber sido mis padres, pero mi madre se fue con su mejor amiga a vivir a México sola cuando tenía 19 años. Y mi padre vivía solo desde los 17. Y esas historias que escuchas de tus padres cuando se estaban conociendo, cuando estaban de novios, pues esas historias siempre son de fiestas, conciertos, reuniones de amigos o escapadas a la playa. Pero decidieron tener hijos… yo nunca supe que era quedarme con una niñera en casa mientras mis padres salían a fiestas, nunca he visto (hasta la fecha) a mi padre fumar, o tomar tres cervezas seguidas. Nunca he visto a mis padres borrachos, y salvo en navidad y año nuevo, nunca habían fiestas en mi casa de amigos… ni en sus cumpleaños. Yo pienso mi casa sola y lo primero que se me viene a la mente es una parrillada con mis amigos de toda la tarde y noche. Mis padres decidieron solo teniendo 26 años (después de 2 años de casados) que era hora de su primer y único hijo. Esa noche en la cual fui concebido, y empecé a ser una persona, esa misma noche ellos perdieron sus vidas. No sabrían más que sería una escapada al mar, ni una noche de baile hasta la madrugada en la discoteca de moda… pero ellos lo habían preferido así… e hicieron el mejor trabajo del mundo.

Una vez escuché una historia de un mal hijo, que le decía el o ella era lo que era por ella misma y no por sus padres. Solo me imaginé sus labios reducirse a carbón. Nunca pudiera decir tan terrible cosa. Yo soy lo que soy por mis padres, porque decidieron tener un hijo, no me imaginaría en donde estuviera sin sus valiosos concejos, sin su incuestionable apoyo, sin su ayuda. Aunque yo he trabajado por ser lo que soy, nunca hubiera llegado ni al 1% de mis pocos logros sin mis padres. Desde las noches en vela con mi madre cuando me enfermaba de asma, hasta cuando iban a traer mis calificaciones al colegio. Los padres son humanos, y a veces se equivocan y ahora que puedo notar sus errores jamás sería capaz si quiera de dejárselos saber porque si fueron capaces de dejar atrás su vida de matrimonio joven sin hijos y las noches de fiestas entonces significa que todo lo que hicieron después de eso lo hicieron desde su más profundo y desinteresado amor aunque se hayan equivocado a veces.

jueves, 13 de octubre de 2011

Deja tus sueños en la puerta antes de entrar

Es increíble como puede llegar a calar en nuestra psiquis el sonido de nuestra alarma que ponemos para poder levantarnos todos los días para ir a trabajar. La mía suena con el rencor del sonido tan metálico de los teléfonos móviles. Aun no ha salido el sol, pero tengo que estar bien despierto para hacer un reporte que tiene que estar listo antes de que se despierten los que lo leen. Al terminar, salgo de mi cuarto para encontrar en la sala mi uniforme del trabajo con un planchado lamentable, lo plancharía yo mismo, pero mi trabajo, y en especial el uniforme, me despierta el mismo interés que los tomates que se pudren lentamente en mi refrigeradora.

Nunca entendí porque las personas nos tenemos que bañar todos los días, es tan incomodo, tan poco natural para mí. Un par de baños por semana bastaría. Pero me han hecho creer que no tomar una ducha es algo que atenta contra la natura del homo sapiens. Aun sabiendo lo tanto que odio el baño me meto a la ducha y trato de hacerlo lo mas eficiente posible. Entro al cuarto y enciendo mi televisor. Para entonces imagino a las personas que leen el reporte que acabo de mandar por correo, sentadas en su inodoro. Lo verán menos de un minuto (es lo que me tomaría a mi leerlo) y lo ponen a un lado. Y en menos de un minuto se termino casi una hora de trabajo aun cuando no sale el sol.

Pongo el mismo canal de todas las mañanas: Euronews. Hacerme consiente que existe un mundo fuera del mío, donde también ocurren cosas, donde también hay personas ajenas a mi realidad asimismo como yo soy ajeno a sus realidades, es una terapia que ocupo desde hace mucho tiempo. Me hace sentirme parte de un engranaje, de una gran comunidad global… o tal vez simplemente hace que mis asuntos se vuelvan ajenos, solitarios, insignificantes, de la misma manera que los asuntos de esas personas se vuelven para mí.

Me lavo los dientes. No sé porque siempre tengo el reflejo del vómito cuando me lavo la lengua y el cielo de la boca. Había escuchado que las personas que padecen de anorexia llegan a perder ese reflejo después de tanto tiempo de auto-provocárselo. Aunque yo no parezca de anorexia, pienso que el reflejo ya debió de haberse ido después que más de 20 años consientes de tenerlo cada vez que me lavo la lengua… pienso en ello cada mañana mientras veo mis ojos rojos en el espejo de mi baño.

Salgo corriendo del baño, me pongo mi identificación para poder entrar al edificio donde trabajo. Me pongo en el carro y escucho la primera estación de radio que está. No le pongo mente. No sé lo que dicen. Paso por los mismos reductores de velocidad todas las mañanas. Los odio, hacen que salte en mi asiento. ¡Y ahí está! Mi primer fastidio del día. Llego al edificio y veo los periódicos que esperan a ser recogidos por sus subscritores. Leo la primera plana. Llego al ascensor. Hay personas que corren cuando ven que las puertas están a punto de cerrarse. Yo no. Deseo que se cierren, así podré disfrutar del televisor de la lobby que son mas noticias… esta vez noticias financieras. Veo a quien le tocó abrir la sesión en el mercado de valores en Nueva York.

Llego a mi puesto de trabajo. Abro el correo del trabajo rezando que nadie se haya quejado del reporte que mandé ya hace un par de horas atrás. Generalmente no lo hacen. Pienso que tal vez debería un día mandarlo mal para confirmar mi teoría que nadie lo lee. Abro la versión web de mi periódico nacional favorito. Leo los encabezados y empiezo a trabajar en proyectos especiales y en los mismas tareas que tengo que hacer todos los días. Por cuenta si no se hacen el espacio tiempo se desgarra y la vida como la conocemos dejaría de existir. Escuché que esos “daily tasks” (como le llaman) es lo que mantiene la vida en la tierra.

No sé cuando llueve. Mi oficina no tiene ventanas. Es toda de vidrio, así evita que las personas que estamos ahí nos volvamos locos, pero no puedo ver si hace un buen día o no. Alguien me dijo que hay una aplicación en el teléfono que emite el sonido de lluvia cuando en tu área esta lloviendo. Me imagino diciendo a alguien “¡que aplicación más estúpida! ¿Para que quiero una aplicación que haga sonido de lluvia cuando llueve?” creo que yo hubiera sido uno de esas personas que dijera eso. No saben que hacemos topos de oficinas, trabajando en oficinas frías y silenciosas… tan silenciosas que no escuchamos la lluvia cuando cae.

Cuando salgo del trabajo ya no hay sol. Puedo ver las luces de mi ciudad encendidas. Managua es una ciudad emparchada. Es la ciudad más grande de Centroamérica. ¡Y valla que no lo dudo! Con espacios de kilómetros literalmente vacías, seguidas por kilómetros de asentamientos que raspa la inhumanidad, y luego ocasionales metros de desarrollo urbanístico bien planificado. No tomo el ascensor para bajar. Uno de ellos se ha averiado en varias ocasiones con personas adentro. Y aunque cuando me preguntan porque bajo los 7 pisos por las escaleras le respondo que es para prevenir que no me quede encerrado en un ascensor averiado, la deprimente verdad es porque simplemente me relaja hacerlo. Ver mi supurante ciudad, con sus cicatrices ya curadas, otras aun viscosas, ver el trafico, ver como las personas buscan sus casas a esa hora. Pensar en el día que acabo de perder, en los pesos que me acabo de ganar, e imaginarme mi sueño loco. Verme a mi mismo aunque sea en mi mente en la playa, escapar de mi uniforme, del encierro de vidrio que aguanté por 9 horas. Por eso justamente bajo por las escaleras. Quedarme en el ascensor encerrado sería solamente la cereza del tope de mi día maravilloso.

Busco que cenar. La comida que de seguro ha preparado la asistenta de mi casa está incomible. Y aunque como buen Nicaragüense me encanta el gallo pinto, tampoco me gusta comerlo todos los días, especialmente después que mi metabolismo ha cambiado y esas calorías extras empiezan a notarse y ya no me permito comerlo con crema acida. Para entonces me debatiré entre mis comidas generales: sushi, alitas picantes, pizza, subway o hamburguesas. Cenó y busco como irme a mi casa. Después de todo, tengo trabajo que hacer. Si no se hace, los dinosaurios mitad gallina puede que gobiernen al mundo.

Siempre me gusto escribir. Escribía siempre que podía desde adolescente. Estaba seguro que tenía un talento para hacerlo. Los Nicaragüenses estamos creídos que tenemos un Rubén Darío dentro de nosotros. Sé que tengo un alma de artista. Un alma sensible, fácilmente acarreada por la melancolía de días mejores, fácilmente seducida por la depresión. Alguna vez alguien me dijo que los artistas ven la vida y sus experiencias de una manera diferente a como la ve el resto de personas, son amplificadas, se ramifican en miles de conexiones. Frente al edificio de mi trabajo está la vieja escuela donde solía ir de primaria y secundaria. También la veo cuando bajo por las escaleras. Y también me puedo ver en los lugares que alcanzo a ver desde el edificio. Yo solía estar ahí, ahí esperaba a mi papá que me llagara a traer. Era tan fácil todo. En aquellos entonces tenía un blog (no se le llamaba blog en 1999) al cual había titulado “Yo quiero ser el más popular” y contaba las fiestas, las amistades, pláticas, experiencias de mi vida de pre-adolescente en colegio privado en Managua. La vida era mucho más sencilla entonces.

Mi vida era pensar en la fiesta del fin de semana, y durante la semana hablar de lo que pasó en la fiesta. Cuando un cigarro o una cerveza era tan clandestino como la clonación humana. Donde yo era cómplice de mi mismo. No sé que se hizo esa complicidad conmigo mismo. ¿En que punto del camino me traicioné? No voy a decir que me he convertido en todo lo que una vez juré no convertirme porque sería mentir. Me he convertido en lo que pensé que me convertiría, en lo que quería ser… lo que no sabía entonces era que tan feo era el camino que estaba eligiendo para mi mismo. ¿Pero que más iba a ser? ¿Misionero en Albania? ¿Mochilero en Portugal? ¿Desentierra minas en Bosnia? Tal vez era lo que quería hacer, pero de la misma manera que nos enseñan a bañarnos todos los días cuando ciertamente no es necesario, nos enseñan un camino a la felicidad que no es necesario seguir. No se si sería más feliz con un bar frente a la playa sirviendo cervezas heladas a mis clientes ocasionales y tomando una de vez en cuando. ¡Pero soy un adulto! Y mi manifiesto es “No voy a dejar que la aplicación del sonido de la lluvia sea quien me diga el clima en mi sencilla ciudad, no voy a dejar que lo que hago defina quien es quien soy, no voy a dejar que en mi trabajo me paguen por dejarles mi vida, por dejarles mi juventud”

lunes, 12 de septiembre de 2011

El Problema Nicaragüense II

“Cuando la patria es pequeña uno grande la sueña”. Todo nicaragüense creció leyendo esa frase de nuestro héroe nacional (no en mi opinión) pegada en el mural de su colegio, y todo tenía sentido porque nuestra patria es pequeña pero todos soñamos con la grandeza de nuestra nación. Ahora, hemos tenido unas de las guerras civiles más sangrientas en la historia de la humanidad, uno de los dictadores más déspotas en la historia del continente, seguido de un periodo de leninismo marxista de extrema izquierda liderado por otro gran dictador (Ortega) y un caso de estudio para los economistas tan grande como Enron, el efecto tequila o el caso Argentina, nosotros tenemos el récord de la hiper-devaluación más grade del mundo (mas de 1600% diario durante la década 80), una sociedad dividida por una familia presidencial, y una pérdida de valores y moral, sin embargo soñamos con que a Miss Nicaragua se le corone como la reina de la belleza del universo.

No soy un sociólogo, pero para mi es obvio que el tema Miss Nicaragua es un claro ejemplo de la división de nuestra sociedad y de la creciente brecha que nuestro sistema actual (neoliberal aunque promulguen que sea socialista) abre cada vez más, agudizándolo con el tema partidario político. Y es que siempre he dicho que en Nicaragua hay dos deportes nacionales: el Box, y Miss Universo. Son dos ocasiones donde todas nuestras esperanzas de ver nuestra patria pequeña hecha grande se concentran. Sin embargo, el Box sí que es un deporte y Miss Universo simplemente un concurso obsoleto, denigrante para la mujer, poco producente, y que refuerza el estereotipo de las razas.

No sé con certeza si Miss Universo es un concurso arreglado (si sabemos que muchas de las preselecciones nacionales lo son) y aunque no lo sea, creo que nuestra sociedad nicaragüense pone mucho énfasis en un concurso que no nos dejara nada de ganancia. Como fanático de Eurovisión no puedo dejar de hacer comparaciones con ambos concursos. Durante la época eurovisiva (durante Diciembre y Mayo) se hacen tantas clases de predicciones sobre quien va a ganar el festival y el resultado varia depende de que blog se visite. Si se visita un blog de dominio español le vaticinarán la victoria de España, si es nórdico, de seguro a Suecia, si es balcánico de seguro a Bosnia, si es Ruso de seguro a Ucrania, si es griego de seguro a Chipre y así sucesivamente, creo que pasa exactamente lo mismo con Miss Universo.

Los nicaragüenses nos tomamos muy en serio los blogs escritos por personas hispanas sobre Miss Universo que se enfocan más en evaluar a las hispanas, colocando siempre a Nicaragua en un buen lugar, sin tomar en cuenta a las asiáticas, europeas o africanas. El punto es, que no va a ver una fuente fidedigna para predecir quien podrá ganar ni Eurovisión ni Miss Universo, todo va a depender de la nacionalidad de quien lo escriba. Y quiero aclarar que Eurovisión es un programa cultural, una vitrina perfecta donde explotar la cultura de tu país, mientras tanto que lo más parecido que tiene Miss Universo a eso es el concurso de traje típico que graciosamente resulta no ser tan típico.

Hay países en Europa que han decidido no participar más en Eurovisión por considerarlo un programa donde el ganador no necesariamente está basado en cual es la mejor canción sino en “votos políticos” sin embargo siguen haciendo su preselección nacional ya que sigue siendo un formato rentable. .. para traducirlo en idioma de Miss Universo es como seguir haciendo Miss Nicaragua pero no participar en Miss Universo. El problema no es participar en Miss Universo, si no es creérselo. Tal vez deberíamos de ponerle la misma atención que le pone Bosnia Y Herzegovina a Miss Universo… Ninguna (Bosnia y Herzegovina no participa), ¿Después de ellos ser el escenario de el último genocidio de la humanidad (1995-1996) qué sentido de nación tendría mandar a una mujer con un pseudo-traje típico? ¿Después de ver como nuestra nación se dirige a una estado inexistente de leyes y viviendo la única dictadura de Latinoamérica que sentido le vemos nosotros?

martes, 30 de agosto de 2011

Crisis de la mitad de los 20

Busqué en internet la crisis de los 40, esa crisis que los hombres suelen pasar cuando están a la mitad de su vida y ven su físico desvanecerse mucho más rápido de lo que estaban esperando. Busqué la crisis de mitad de los veinte y al parecer no hay documentación al respecto, pero debe de existir de hecho una crisis de la mitad de los veinte porque estoy más que seguro que yo estoy en ella. A diferencia de la crisis de los 40 donde nos vemos obligados a comprar carros deportivos para competir con la nueva generación ascendiente, la crisis de mediados de los 20 se trata de cuestionar todo el sistema que te rodea. ¡La vida no puede ser así! No se puede tratar de entrar a tu trabajo cuando sale el sol y salir cuando ya no lo haya. .. al parecer nadie nos dice que la vida es justamente eso.

Vamos a aceptarlo, no soy el adolescente que solía ser, la comida me sienta mal ahora, me duele la espalda al final del día, los ojos se cansan al estar frente a la computadora todo el día, la máquina de afeitar ya no dilata seis meses como solía hacerlo… y aunque ya no hay espinillas en que preocuparse las agruras las sustituyen. La terrible crisis de los 20 se trata de ver la vida de adulto que al fin has llegado y que no te guste, que aun no te acostumbres, que critiques el hecho que estas en camino a convertirte en alguien que pensabas nunca ibas a ser. No quiero perder el pelo, no quiero engordar, no quiero hacer el mismo trabajo todos los días, temer al punto de fobia perder tu trabajo, pensar en el próximo pago del banco, el plan de retiro, los impuestos… tantas cosas que no sabías que de verdad habría que tomarlas en cuenta.

Muchas veces imaginamos nuestras vidas, tenemos metas, sueños, pensamos en donde nos gustaría trabajar, que nos gustaría hacer, pero la verdad que la misma vida tiene planes diferentes para nosotros y nos vemos envueltos en circunstancias, corrientes, casualidades, que te llevan por un camino completamente diferente, y de repente te preguntas ¿Qué dominios hago aquí? Y la verdad que no tienes una respuesta, y muchas veces salir corriendo no es una opción. Es justamente a mediados de tus veinte años donde te das cuenta hacia donde se dirige tu vida… y entras en la crisis cuando ves que no es lo que pensabas que sería.

Mi trabajo queda justamente frente a la secundaria que solía ir, y justamente salgo a almorzar a la hora cuando las clases terminan. Recuerdo aquellos dulces días sin la más mínima preocupación. Tal vez los mejores alumnos tenían las preocupaciones de las tareas, sistemáticos, exámenes, reportes, modelos… pero yo no. ¡Yo era libre! Solo pensaba en la fiesta del fin de semana, de mis amigos, de las noches en sus casas, de las cervezas a escondidas luego de clases, de ver televisión y de al día siguiente volver a ir a la pasarela más grande que he estado: la secundaria. No estudiaba, mucho menos me preocupaba por no hacerlo, solo iba a hacer vida social al colegio… muchos dicen que la universidad te cambia, pero para mí no hubo efecto, hice justamente lo mismo durante mis 7 años en la universidad estudiando una carrera de 4.

No digo que es lo mejor que uno puede hacer, pero digo que yo no hubiera hecho nada diferente. Cada segundo lo disfruté, lo gocé, aprendí y lo mejor de todo es que me divertí hasta el cansancio. Hubo días difíciles, hubo noches solas, días de depresión, pero la única responsabilidad era yo mismo, no eran las clases, no eran los exámenes, no eran los deberes, yo era quien manejaba mi vida y yo era responsable de cada acción que tomaba dentro de mi libertad.

Un día me atreví (me lo pidieron unos amigos) ir a una disco donde generalmente llegan adolescentes. Máximo 19 años. No había mesas, y pasé toda la noche de pie. En menos de dos horas me dolían las piernas… tal vez ya tenga mi primera variz. El Dj decidió poner “Intergalactic” de los Beastie Boy… fui el único en la disco que grito al escuchar las primeras tonadas de la canción… nadie bailó, la pista se despejó en un segundo, habían caras de confusión, no entendían, ¿Qué era eso?... moraleja de la historia: si estas en mitad de la crisis de los 20 no vayas a una disco de adolescentes. No ayudará nada.

Un espíritu libre como el que yo era no se puede poner en una oficina y mucho menos en un cubículo, donde no sé si llueve, no sé si hace sol o nublado. La vida se me pasa lentamente, y no hay nada que yo pueda hacer. Hacer lo que hago es lo que debo de hacer… o por lo menos eso me han dicho. Y aunque la vida transcurre fuera del edificio yo lo hago en una oficina más pequeña que una celda. ¿Me gusta lo que hago? No lo sé (crisis de mediado de los 20) ¿Lo sabré en algún momento? No lo sé. ¿Quiero continuar? No lo sé. ¿Me imaginaba mi vida diferente? Muy diferente. Y es que cuando uno es adolescente lo único que quiere es salir de la esclavitud de la escuela, de las reglas, de las horas de llegadas, de los padres, a esa edad vemos tantas cosas que nos esclavizan, pero cuando llegamos al fin a ser adultos nos convertimos esclavos de nosotros mismos. Irónico.

martes, 26 de julio de 2011

El Problema Nicaragüense

Todos los países tienen una nostalgia por aquellos días de gloria de oro. Aquellos días donde el litro de leche costaba 10 centavos, y se comía un filete por menos de 5 pesos. Aquellos días de mi país eran cuando no habíamos probado la dura realidad del marxismo leninismo de extrema izquierda. Podemos enumerar los problemas de Nicaragua y las desfortunas que ha tenido durante toda su historia (Nicaragua ha sido el país con mas invasiones extranjeras, en especial estadounidense en el mundo) pero lo extremadamente raro es que todos los problemas se reducen a un nombre y un apellido… Daniel Ortega.

Cuando el pueblo egipcio comenzó su insurrección popular la diplomacia de Estados Unidos dijo una frase que se me ha quedado desde entonces “Aplaudimos el deseo del pueblo egipcio de tomar su propio destino y autodeterminación en sus manos, y de buscar através de sus herramientas los mismos valores de libertad que gozamos en América” (por América quisieron decir Estados Unidos.


Hace 32 años el pueblo de Nicaragua tomó su autodeterminación en sus manos, y dijo basta a una dictadura hereditaria, patrocinada por el gobierno de Estados Unidos, donde los derechos humanos eran escasos pero el progreso económico era abundante. Creo firmemente que ningún pueblo debe de intercambiar sus derechos humanos y libertades básicas como son de protestar y criticar a su gobierno por un desarrollo económico copioso; sin embargo esa era la receta de nuestro viejo dictador. Nicaragua fue lo suficientemente valiente a poner un alto, y enfrentarse a una maquinaria inmensa de represión para exigir libertades y valores que todo pueblo debe de gozar.


Mi pueblo, nuestra nación, atreves de miles de litros de sangre derramada tuvimos una oportunidad única en el mundo: El poder inventar un país, una sociedad, restaurar la nación y el concepto de ciudadanía cuando nuestra revolución triunfó el 19 de Julio de 1979. Todo rastro de represión del antiguo gobierno se fue literalmente volando de nuestro amado territorio. Toda institución, desde la policía, hasta ministerios, pasando por el ejército, fuerza naval, leyes, reformas agrarias, leyes fiscales, laborales, todo sin excepción quedó borrado. Cientos de libros, ensayos, poemas, canciones fueron escritas sobre el valor de un pueblo reprimido y la esperanza de re-inventar una sociedad… Nicaragua.


Nuestra amada revolución fue robada, secuestrada por un partido político que en si mismo fue secuestrado por un hombre paranoico, loco, obsesionado con su imagen personal, elevado por su mujer a un estatus de Dios salvador, al punto de ofrecer en sus campañas que Nicaragua va a ser llevada a la “tierra prometida” a través de su gobierno. Al punto absurdo de comparar sus actos políticos con misas. Nicaragua solo tiene un problema, Daniel Ortega, su presidente.

domingo, 3 de julio de 2011

Amor de Verano

Aquellos amores de verano. Amores que las personan recuerdan lejanos, de repente no por la persona con quien compartieron esas noches calurosas, sino por aquella sensación romántica de que las cosas no cambian, que las cosas no se terminan, que las cosas continúan tal y como las vivimos en ese momento. Y lo que hace el amor de verano realmente especial es que se nos olvida que el verano es una estación que tiene un día que termina. Esto es solo un episodio de una historia de amor de verano que le vivieron dos personas hace ya hace muchos años.

Se sentían en la cúspide de sus vidas, y de verdad es que no hay razón para pensar lo contrario. Siempre habían buscado el amor, la estabilidad y responsabilidad de una vida en pareja… no les había ido bien en esa búsqueda interminable. Pienso que ninguno de los dos sabe ahora porque pensaban encontrar algo tan importante cuando apenas eran unos adolescentes recién entrenados en sus veinte. Se pensaban a si mismos como lo suficientemente maduros. Y aunque no habían tenido suerte en su búsqueda, los dos seguían empecinados en seguís buscando.

Eran guapos, tenían dinero, sus amigos lo querían, iban a los lugares de moda, y ahora que recién entraban en el mundo amplio de la soltería se enteraban de cuento llamaban la atención, de cuento era deseados. Y aunque no fue amor de primera vista, su amistad creció rápidamente, y antes de terminar la noche los dos se veían con otros ojos. Sus fracasos sentimentales fueron rápidamente remplazados por altas horas de la noche en la calle de su destruida ciudad, por entradas a clubes de moda, de planes de brunchs, y sus sonrisas cómplices que delataban sus planes después que salieran en la madrugada de la disco juntos.

Los días pasaron rápidamente y aunque hubieron dramas acarreados por sus fracasos anteriores, y los traumas, las mentarías, y aquella sensación hormonal que hace saltar al corazón cuando sabe que la noche se acerca y una vez más la historia se repetirá entre tragos, música y amigos. Todos callaban pero sabían lo que estaba pasando. No se necesitaba de anteojos para poder ver las miradas entre ellos. No tenían porque tomarse de la mano, solo bastaba con sus sonrisas mientras uno atrapaba al otro viéndolo más de lo normal. Y de esa manera la historia de amor se escribió en cada lugar de la ciudad. Entre lo clandestino y lo público. Entre calles y cuartos. Entre fracasos y esperanzas.

Un día decidieron ir al mar a media noche. Quedaría a menos de una hora manejando. Uno de ellos había mencionado que quería ir al mar antes que terminara el verano, y aun no teniendo en mente la mortalidad del verano, el otro pensó que sería una buena idea ir. En medio de la semana, en medio de la noche, tomaron el camino sin pensar las cosas con la parte del cerebro que te da la lógica. Y cuando llegaron a la playa desierta parecía que todo había sido sacado de una fantasía. Y es que algunas veces en verano cosas así pueden pasar. Las estrellas eran de a millones en un cielo azul oscuro, y aunque todo lo que estaba al alcance estaba camuflado por la absoluta oscuridad, los dos se podían sentir cerca uno del otro. Las olas se escuchaban reventando en la orilla, ocasionalmente podían ver una tenue línea blanca de éstas. No se podían ver la cara pero uno de ellos sabía que el otro tenía lágrimas. Se abrazaron. Y así las arenas oscuras fueron testigo de ese amor condenado a un verano mágico.

En los amores de verano siempre hay una persona que termina siendo más consiente de la caducidad de todo aquello, y siempre esta la otra persona que piensa que el amor es tan fuerte que transgredirá la magia del verano. En un par de semanas, los dos lloraban al acabar el verano. No había más que hacer, las fiestas y los tragos, la complicidad y la clandestinidad habían llegado a su fin. Creo que el amor de verano no es importante por la persona, sino por el lo lejos de la noción mágica de una vida sin preocupaciones, de fiestas simples, y de relaciones intensas. No se si haya edad para que tu primer amor de verano llegue, pero si sé que el amor de verano solo pasa una vez en la vida, y aunque llegues a casarte con el amor de tu vida, y ames tanto tu nueva relación, cada verano recordaras el cielo con millones de estrellas y la arena bajo tus pies de tu único amor de verano.

miércoles, 29 de junio de 2011

La Tragedia del Adulto Mayor

Nos gusta pensar que al levantarnos en la mañanas y nos alistamos para ir a trabajar, vamos a poner un granito de arena para que el mundo sea mejor. Pero para los que no trabajamos en una organización benéfica todo este pensamiento es solamente una ilusión. El mundo se ha convertido en un mundo deshumanizado, con corporación con fachada humana y huecos por dentro. Dicen querer ayudar a las personas, que todo lo hacen para ayudar a la sociedad, a las personas, que tengan una mejor vida. Todo es mentira. Lo que importa son los ingresos.

Mi trabajo consiste en lidiar con personas mayores. Ancianos. Las historias tristes son todos los días. Escuchar a estas personas escuchar sus desgracias, y ellas sabiendo que yo no puedo hacer nada para mejorarlas, lo convierte en una terapia psicológica. Lo único que quieren es ser oídos, hablar con alguien ya que su casa está ahora silenciosa desde hace años atrás que los hijos se han marchado. Quieren quejarse con alguien de que su pensión no le cubre ni sus medicinas. Solo quieren hablar con alguien que pertenece a una sociedad que ya los ha olvidado y solo espera que mueran.

Hoy hablé con una señora que me mantuvo en una conversación por casi media hora, y más que conversación era un monólogo. Desde el principio dijo que ella solo quería desahogarse y empezó sin detenerse a contar todo lo que pasaba. Y aunque tenía literalmente cientos de tareas que hacer me quedé en la conversación. De repente me desconectaba y me encontraba a mi mismo solo asintiendo y solo respondiendo “Tiene toda la razón”, “La entiendo completamente”. Frases que mi entrenamiento de servicio al cliente dice que diga cuando el cliente ha entrado al terreno personal en la conversación. También el mismo entrenamiento dice que no teme nada de lo que dicen personal, y que corte ese tipo de conversaciones encausando a la conversación a lo que le interesa a la compañía. Pero decidí ignorar esa parte de mi entrenamiento solo por esta vez.

Las pocas partes que escuchaba del monólogo de la señora todo lo que decía tenía razón. Pude ver otra perspectiva. Y me hizo pensar lo triste que es trabajar y alimentar a un sistema tan poco humano, y lo peor de todo que miente para hacer creer que sí es humano. Ella dijo que cuando era joven nunca pensó en envejecer, solía decir “Puedo ir poniéndome mayor, pero nunca me pondré vieja” diciendo que su juventud siempre iba a estar con ella, dentro de ella. Que siempre iba a tener espíritu joven. “Cuantas veces no he pensado eso yo” –pensé. Pero la realidad era otra, los años pesaban e iban acumulándose, las cosas no salen igual que hace veinte años atrás y aunque no le gustaba ya no podía caminar sin detenerse dentro de su misma casa.

De joven pensaba que lo que le quitaban de su pago al final del mes para el seguro social era una perdida de dinero. Nunca lo vio como inversión. Nunca pensó llegar a tomar tantas pastillas, y ahora con 9 prescripciones listas en la farmacia para recoger se ponía a pensar porque las pastillas no tratan a la enfermedad sino a los síntomas. Después de todo las compañías farmacéuticas no quieren curar enfermedades, solo quieren curar los síntomas. ¿Qué sentido tuviera para esas compañías curar la enfermedad? Después no pudieran vender más pastillas con todo el mundo sano. Y para empeorar las cosas, pastillas que necesitaba para poder tener un poco de calidad de vida al final de su vida. Pastillas que no puede pagar con el dinero que el gobierno le da. Y ahora entiende que ese dinero que el gobierno le da no es caridad (como lo veía cuando era joven) sino un retorno de su inversión que ella pagó mientras trabajaba. Dinero que el gobierno ocupo e lo invirtió en fondos de fidecomisos, en bonos, acciones, y ganó dinero, y ahora le regresan lo que le corresponde (menos de lo que le correspondería según ella) dinero que según estudios le darían para que tuviera una vida de anciano descentre mientras espera mientras que su creador la llamara. Pero no le alcanzaba ni para poder comprar las medicinas que va a aplacar el dolor de sus huesos. Como quisiera tener una medicina que curara la artritis no solo el dolor de ésta.

Parece que nunca fue una mujer creyente. Nunca mencionó a Dios o a una denominación en específica. Cuando mencionó a su “creador” parece que algo se le encendió en su mente. Me preguntó mi nombre. Le dije Christian (Cristiano en inglés). Dijo que si alguna vez hubiera tenido la necesidad de identificarse hubiera dicho cristiana. Alagó mi nombre. Sonreí. Parecía que su monólogo había acabado pero no.

No podía comprar todas sus pastillas, tendría que esperar unos días más. Su línea de crédito con nosotros estaba topada. “Y eso que tomo genéricas” –Dijo. Le gustaría ganar más dinero para poder pagar sus medicinas, pero nadie le daría trabajo. Tenía 75. Nadie la contrataría. Y los entiende perfectamente porque no pudiera trabajar un turno completo. Tendría que estar sentada todo el tiempo. Pero si pudiera trabajar medio tiempo como transcriptora de documentos. Sabía ocupar una computadora, pero no tiene una. Pero aunque pudiera trabajar medio tiempo sabe lo que su posible empleador estaría pensando “Muy pronto va a morir, y se reportará enferma cada vez más y más seguido”-Dijo imitando la voz de un ejecutivo de empresa.

Hubo una pausa, donde aproveche para recordarle que la estaríamos esperando para cuando llegara a recoger sus medicinas que le hacían falta, pero no me dejó terminar mi frase. Sabía lo que yo estaba haciendo. De seguro todos le hacen lo mismo, no solamente en esta compañía, de seguro cuando llama al servicio al cliente de su teléfono, en la fila para pagar en el supermercado, o en cualquier otro lugar que se tope con una compañía que encuentra improductivo tener a unos de sus empleados hablando por más de media hora con un cliente que no gasta mucho, y tiene poco poder adquisitivo. Ella sabía que estaba buscando como encausar la conversación a los asuntos que le importaba a la compañía. Ella de seguro ya tenía experiencia. Pero mi intento no hizo mella en su monólogo, y sin dejarme terminar, ni prestarme atención continuó.

Me dijo que le resultaba un poco cómico como uno puede conectar con alguien (en este caso yo) que nunca ha visto y probablemente nunca verá más. Conectar con ellos más que con la familia misma. Sus hijos sabían que ella tenía serios problemas de dinero, que no puede comprar sus medicinas completas, pero ellos tampoco pueden hacer mucho. Tienen su familia ahora, y aunque ella les haya dado todos sus esfuerzos, todos sus éxitos, fracasos, sueños, ellos tienen a alguien más para darle sus esfuerzos. Así era la vida. No se quejaba de eso. Ya lo había aceptado, lo había aceptado mucho antes que eso le llegara. No había más que discutir sobre eso. Y aunque sus hijos hacen lo posible para ayudarle no es suficiente. A ellos no le gusta hablar de esos problemas con ella. Se sienten mal. Y sin embargo ella esta contando sus problemas a mi, que no soy nada de ella. Y los cuenta más abiertamente que con su propia familia. Eso me hizo sentir humano. Me hizo pensar que estaba en una grieta del sistema de atención al cliente, y que aunque no podía ayudar a la señora a darle sus medicinas (tampoco ella nunca me lo pidió) la estaba ayudando de cierta manera a que no estuviera en su casa sin medicinas, con su frustración adentro y sin nadie con quien hablar. Posiblemente fui la única persona con quien habló ese día.

Me dijo que siempre hay que estar agradecido de lo que te da la vida. Rió, dijo que siempre le había llamado la atención el dicho que decía “Lloraba porque no tenía zapatos hasta que vi a alguien sin pie” “Nunca han tomado en cuenta a esa persona sin pie, nunca han pesando en la persona que está peor que nosotros, simplemente los ponemos de ejemplo para no sentirnos tan mal, pero son personas reales” No lo pude creer. Tenía la razón. Siempre pensamos que hay gente con hambre en África. Que no podemos estar peores que ellos. Nos hace sentir mejor. Pero esas personas en África siguen teniendo hambre. Pero igual ella siempre estaba agradecida de lo que la vida le dio.

Hay personas que no tienen un baño dentro de su casa (pensé que era un ejemplo raro, tal vez le dio ganas de ir al baño) “¡y yo tengo dos!” –dijo. Ninguno de los dos servía. Habían dejado de funcionar correctamente hace tiempo atrás. Cada vez que iba al baño tenía que descargarlo echándole panas de agua. Pero le costaba hacerlo cada vez más, y muchas veces con una sola vez no funcionaba. Tenía que hacerlo hasta tres veces. Pero después de todo tenía baño dentro de su casa y estaba agradecida por eso. Se disculpó por quitarme mi tiempo. Se despidió. Dijo que llegaría a recoger sus medicinas cuando su cheque de seguro social le llegara en la primera semana del mes. Y siguió ella con su vida, me imagino su casa llena de memorias que no ha querido tirar, con su baño sucio y el televisor con el mismo canal todo el día. Esperando una llamada o una oportunidad de hablar con alguien que hay días que no llega. Tal vez fui yo la última persona con quien habló y yo desconecté en 80% de la conversación. Pero lo que dijo me llegó… tal vez no al corazón pero si al cerebro. Y ahora nuestra conversación esta en mi blog.

sábado, 25 de junio de 2011

El pobre de Carlos

Muchas veces mientras estoy solo con mis pensamientos, y veo a alguien, solo con su cara, sus facciones, su gesto, activa en mi una reacción de imaginación y comienzo a crearle una historia. Pienso de cómo sería cuando regresa a su casa, su relación con sus padres, con su familia, y problemas personales. Me obsesiono con sus historias inventadas en la cabeza, y si las vuelvo a ver, creo que todo lo que he imaginado es real. Muchas veces son historias tristes, y me dan tristeza, los compadezco de su oscura vida. Aunque todo haya pasado únicamente en mi imaginación. Me han dicho que tengo imaginación de escritor, que mi mente esta programada para de la nada crear personajes.

Vi a alguien en el gimnasio. Un hombre en mitad de sus treinta, un poco pasado de peso, no podía manipular las máquinas que estaba ocupando, y con un anillo de oro en su dedo anular. Mi imaginación corrió. Ese día no llevaba mi Ipod y fue aun más fácil, casi mecánico, comenzar a imaginar su vida. Esta es la historia ficticia de Carlos… llamado así por su padre.

Carlos tenía una madre que estaba convencida de que la familia era el tesoro más preciado de una persona, y ella debía de mantenerla unida aunque tuviera que poner la felicidad de todos los demás primero que la suya. Había educado a Carlos con esa visión, y lo educó para que se casara antes de los treinta, y pocos años después llegaran los nietos. Carlos nunca pensó en otra posibilidad que esa. Nunca imagino que podía hacer algo diferente con su vida. Sabía que era lo correcto, y lo que sus padres esperaban de él.

A Carlos le gustaba la psicología pero su papá le instruyó que estudiara odontología como él. Después de todo iba a tener su ayuda al momento de poner su clínica. Su familia era de clase media alta, e iría a una buena universidad nacional. Carlos sabía que era lo mejor que podía hacer, después de todo su infancia la pasó escuchando a su padre hablar de trabajo en la mesa y no le parecía que debía ser mala profesión. Su padre le había dado todo lo que él y su hermano quisieron y era justamente lo que él quería para sus futuros hijos.

Fue a universidad privada sin preguntar porque, simplemente pensó que era lo mejor. A mitad de su carrera conoció a su novia de toda la vida. Carlos siempre fue un excelente alumno, con magnificas calificaciones y nunca se dio a la tarea de buscar varias parejas sentimentales. Había salido con muchachas antes, había tenido dos novias serias. Una en la secundaria que se fue a estudiar al extranjero, y otra en los primeros años de la universidad cuya relación se enfrío sin aun saber porque hasta llegar a un punto de no retorno. Nunca había terminado oficialmente con ella, pero el hecho de no llamarse por un mes y medio le dejaba muy claras las cosas. Aun más cuando la encontró en un centro comercial mientras llevaba al cine a su sobrino con otro muchacho. No le importó. Solo se dio cuenta.

Delia era una buena muchacha, del mismo estrato social de Carlos. Era una muchacha mucho más social que Carlos. Había sido presidenta de su colegio, y había sido la más popular de su secundaria. Tenía muchos amigos (la mayoría de la secundaria) que aun salía con ellos. Carlos no tenía ni uno de su secundaria. La acompañaba a sus reuniones de viernes por la noche a bares de la ciudad. Delia se arreglaba mucho, iba impecable. Él nunca supo como vestirse mejor para esas ocasiones. Delia siempre era el centro de atracción, contaba sus chistes, se reía copiosamente, hacía reír. Él solo la veía desde su vaso de ron negro con soda. Sonría, sabía que era lo mejor que le podía haber pasado. Su madre la adoraba.

Delia lo amaba, amaba a su familia, y aunque sabía que no era precisamente lo que ella pensó un día que conseguiría sabía también que sería el esposo perfecto. Nunca le faltaría nada a sus hijos, nunca le faltaría atención a ella y la haría feliz. La mamá de Carlos aprobó de inmediato su matrimonio, y se casaron en la misma iglesia que los papas de Carlo lo hicieron. Carlos sabía que era lo correcto para hacer, quería estar junto a ella por toda su vida, quería ver crecer a sus hijos, quería envejecer con ella, verla todas las mañanas, compartir cada instante de su vida adulta, velar por la educación de sus hijos, trabajar para ellos, vivir y echar raíces donde el destino los plantó. Delia se veía bella en su vestido blanco. Sus amigas estaban felices. La boda era simplemente perfecta.

Los niños no llegaron como pensaron. Llevaban cinco años de casados y no tenían hijos aun. Ella se planificaba aun. Él no entendía la razón, pero Delia rápidamente se dio cuenta que la vida de casados no es precisamente la más fácil, y quería tener buenas bases cuando llegara el primer hijo. Se le había hecho costumbre a Delia salir con sus amigas de secundaria después del trabajo los viernes. Carlos no le decía nada. Delia se quejaba con sus amigas, había llegado a llorar. ¡La vida tenía que ser algo mas! Debía de haber algo más que esta ciudad, debía de haber algo más que estas sensaciones, que estos gustos, que estas experiencias que ella tenía todos los días. El mundo era algo tan rico para ir todos los días al mismo lugar y regresar al mismo lugar. Ya no quería hijos. Dudaba si es que ya no los quería del todo, o simplemente no los quería con Carlos.

Habían pasado meses desde que ellos dos compartieron las mismas pasiones en su cama. Carlos notaba que ella se dormía mucho después que él. Delia se quedaba viendo al infinito de su cielo raso todas las noches. Carlos se daba la vuelta. No sabía aun que pensar. No sabía en que confiar, no sabía a quien recurrir. “de seguro lo que falta es un hijo” pensaba. Trabajaba cada vez más duro para crear las bases de que su esposa quería para poder comenzar a construir su familia. Un viernes se quedó hasta tarde en su consultorio. Leyendo libros de su profesión, su esposa no estaba en casa había salido con sus amigas. Tendría que pasar comprando comida una vez más. Pasó frente a un gimnasio. Tal vez eso era lo que necesitaba.

Luego de su primer mes de gimnasio las cosas no mejoraron el casa. Un viernes llegó a casa y su esposa aun no llegaba. Se fue a dormir y cuanto despertó el sábado su esposa aun no había llegado. Sin extrañarla se hizo el desayuno, encendió la tele y vio las noticias. Su esposa llegó. Se sentó a la par de él, le tomó la mano y lloró. Carlos perdió el apetito. Delia se había dado cuenta mucho antes que él que la vida no necesariamente es una línea recta de estudiar, casarse, hijos, envejecer y morir. Lamentaba no haberse dado cuenta antes, pero sentía que su felicidad estaba en otro lugar. Carlos no entendía el concepto de felicidad bien. Para él la familia era primero antes que la felicidad. Delia se levantó y fue a dormir. Carlos quedó frente al televisor con las noticias del sábado en la mañana. No sabía a quien llamar, a quien contarle, a que hombro llorar.

Carlos nunca pensó que tal vez había algo mucho mas afuera que su consultorio y de su casa de tres cuartos, nunca pensó que tal vez todo lo que le dijeron sus padres no necesariamente tenía que funcionar para él. Ya no era joven, sentía que había echado a la basura su vida. Tal vez hubiera sido mejor haber sido psicólogo, tal vez hubiera sido mejor tomar su camino a los veinte y estar en un país extranjero haciendo trenzas para poder comer. Sería un hombre sin familia y aun no sabía que tan bueno o malo podía ser eso. Veía sus paredes con fotos con su esposa. Se preguntaba una y otra vez en que punto todo había dejado de existir. En que punto él se había dado cuenta que esto era inevitable y decidió ignorarlo.

Delia se fue de casa una semana después. No hubo lágrimas, no hubo llanto, no hubo drama. Y aunque nunca firmaron el divorció oficialmente a Carlos le quedaba claro que había claro que ella ya no era su esposa. Cuando se topó con una vieja amiga de Delia en el centro comercial mientras iba solo al cine y ella le contó que Delia había ido a estudiar una especialidad a Europa le confirmó todo. quiso ocultar su mano que aun cargaba el anillo en su dedo anular pero había reaccionado muy tarde, la amiga de Delia ya no lo había notado. A Carlos no le importó que Delia estuviera lejos. Fue al baño, se lavó las manos y dejó el anillo en el mostrador. Al día siguiente se levantó a la misma de hora de siempre para ir a su consultorio. Su paredes aun tenía las mismas fotos.

lunes, 6 de junio de 2011

El problema español

Recuerdo mi primer Eurovisión, no fue hace mucho tiempo atrás. El primer Eurovisión que vi completo fue en el 2004. Poco a poco, y año a año, mi interés en el “programa favorito de Europa” fue creciendo, hasta llegar a ser un Eurofan completo. Todos los años escucho comentarios, pronósticos, y quejas de Eurofan españoles de cómo su televisora le pone poco importancia al festival. Y esos comentarios son acentuados semanas después cuando España termina ocupando su aparente eterna posición en la tabla del festival. Posiblemente el último, o el penúltimo.

Lo que me llama la atención, o mejor dicho, lo que de verdad me da risa, es que ellos pasan semanas tratando de encontrar una explicación del porque España termina siempre de última. Le echan la culpa… una vez más a su televisora, a la posición en la que cantó, en la ropa que ocupó el cantante, los coristas, la coreografía, quien cantó antes, quien cantó después, hasta he escuchado que el maquillaje del cantante fue el culpable (caso Soraya Arnelas). Es una lástima que los Eurofan españoles tengan poca idea de la razón del porque su país no puede acertar una posición decente.

Desde Nicaragua, mi apoyo incondicional es para España, aunque todos los años tenga una canción favorita, anhelo igual que los españoles que España se alce con el triunfo del festival. Sería lo mejor que pudiera pasar. Pero al tratar de analizar la razón del porque España no logra acertar una, creo que soy un poco mas imparcial que los españoles. Son miles de razones que acarrean el problema español en Eurovisión, miles de factores que al unirse les da tan nefasta posición en la final del festival, pero en mi opinión la más importante es: que España ha perdido la visión del festival de Eurovisión.

Eurovisión no es más que un concurso de la canción, y quien vota son las masas, y para llegar a las masas se necesita una canción para las masas. España sigue creyendo que el festival es un escaparate de la cultura del país, que se debe de juzgar la composición, música y letra de la canción, y que la mejor canción (musicalmente hablando) es la que tiene más posibilidades de ganar. Pobres. Nunca van a ganar si siguen ese camino.

Ya que Eurovisión es un concurso para las masas, y la canción debe de llegar a las masas, lo más obvio es que hay que hacer llegar el mensaje de la canción en un idioma que las masas sepan. Inglés. Europa es un mosaico de idiomas, dialectos, y variaciones dialécticas. Incluso hay regiones enteras de España donde no se habla español. ¿Por qué España sigue apostando por una canción étnica, latina, y español? Si analizamos detenidamente, el último año donde España tuvo una posibilidad palpable de ganar fue con “Europes Living a Celebration” no creo que sea una coincidencia que el estribillo de la canción fuera en inglés, y fácil de entender, y que de verdad estuvieron cerca de ganar.

Ahora, “Que me quiten lo bailao”, que para empezar, yo siendo un hispanoparlante, y que es español sea mi lengua materna, no tenía ni idea de que significaba ese título. ¿Por qué mandar una canción con un dicho meramente español a un festival que no habla español? Si revisamos un poco para atrás, “Quien maneja mi barca” una españolada, quedó de último. Y es que no importa que la canción sea en español, pero si lo hicieran un poco mas universal, despojándose de su herencia folklórica, y con algo fácil de entender, tuvieran un poco más de posibilidad... ejemplo “Dime” en el 2003.

Si España sigue apostando a ritmos latinos, españoles, y una canción completamente en español están yendo por la dirección equivocada, al menos que quieran siempre quedar de último. No creo que sea la culpa de la televisora, ni el presupuesto que ésta quiera darle al festival, ¿Cuánto será el presupuesto de la televisora Azerí que ganó Eurovisión, o el presupuesto de Ucrania que siempre ha quedado en los primeros 5? ¿Será de verdad un presupuesto más alto que el que destina la imponente Radio Televisión Española? No es la culpa de TVE, es la culpa de las canciones que los españoles eligen. No es la culpa de preselección, es la culpa de los votos de los españoles.

De verdad me llamó mucho la atención el comentario de un reportero Eurofan sobre Suecia. Dijo que Suecia había mandado una canción de calidad el año pasado con “Its my Life” pero se dieron cuenta que en Eurovision no se gana con canciones de calidad, se gana con canción para las masas y que por eso este año mandaban a Eric Saade con “Popular” porque sabían que era una canción de las masas. El reportero era español, y lejos de ver la viga en sus ojos, criticó la actitud de los suecos y de su televisora por apostar por un muchacho guapo, que no canta nada, con una coreografía elaborada, y una canción sin esencia. El resultado fue… que Suecia casi gana. ¿Por qué los españoles no se dan cuenta de su verdadero problema con Eurovisión? Olvídense de la composición, de la letra, de la música, de la esencia del arte en la canción, es tiempo de hacer canciones para las masas, y en esa ganarán Eurovisión. No es la culpa de los coristas, el vestido, o su televisora, es la culpa de su visión de lo que es el festival, una visión que se murió cuando murió la década de los 70.

lunes, 30 de mayo de 2011

Humanos y Animales, No tan separados.

Recuerdo hace muchos años atrás, era un pre-adolescente delgado y por mucho que comiera simplemente no aumentaba de peso y mi estatura no variaba. Mientras todos mis compañeros en el colegio lo hacían, yo no lo hacía… o tal vez lo hacía tan poco que no notaba la diferencia. Recuerdo entrar a Internet y buscar dietas para aumentar de peso, pero mi apetito tampoco crecía. También recuerdo que al entrar a mis veinte comencé a comer más y una protuberancia debajo de mi ombligo comenzaba a crecer tímidamente. Confieso que nunca le presté importancia, y como si no estuviera ahí seguí comiendo, bebiendo cervezas, y el alcohol que quería. Recuerdo nunca fijarme en las etiquetas de las cosas para ver cuantas calorías iba a ingerir. Como extraño aquellos días de despreocupación.

Recuerdo que estando en la universidad celebré mi cumpleaños con mis amigos, y como es de esperarse tomamos fotos. Habré tenido 20 ó 21. Luego me mandaron las fotos a mi correo, al abrirla me quedé asombrado. Estaba gordo. Como posiblemente nunca he estado en mi vida. Calculo que habré pesado 125 libras, y siendo un adolescente que nunca aumentaba de 105, eso me parecía imposible. Pero aun así, recuerdo no preocuparme. Disminuí de peso, pero nunca pude bajar de 120.

Creo que cuando uno cumple 25 es el momento en que uno se vuelve consciente de su vida, de que las decisiones que uno toma lo afectarán por el resto de la vida. Confieso que conozco mucha gente que se da cuenta de esto desde cuando tienen 18, pero yo me di cuenta un poco tarde. Y al verme al espejo, esa pequeña protuberancia debajo de mi ombligo estaba mas grande que nunca. Y la excusa de “es porque mis pantalones tallan bajo” ya no me llenaba. Era hora definitiva de hacer algo al respecto. Un anuncio de coca cola me inspiró. El modelo sostenía una tabla de surf, sin camisa, y su cuerpo, aunque sin musculatura resaltable, se veía muy bien. Esa línea recta que viene desde el pecho hasta abajo del ombligo, sin una curva como la mía.

Me inscribí en el gimnasio, tal vez no para desarrollar mi masa muscular que creo que por mis genes no se puede desarrollar mucho, sino para quitar esa estorbosa grasa que empezaba a ver en el espejo ahora. Confieso que era mi primera vez que iba a un gimnasio, y confieso lo difícil que es empezar para un novato en un gimnasio cuando ve que la gente maneja las máquinas como un ballet perfectamente sincronizado. Hasta me daba miedo sentarme en algunas máquinas porque se me asemejaban a las máquinas de tortura que Jiw Saw ocupa para torturar a su gente. Poco a poco fui aprendiendo la coreografía del ballet.

La evolución ha dado a los animales alguna forma de atraer a su pareja, el pavo real ocupa sus plumas, algunos ocupa su color, su canto, su baile… creo que a los humanos al no tener pluma, colores brillantes, pelaje, o algo parecido se ocupa el cuerpo esculpido perfectamente. Cada musculo perfectamente tratado, ejercitado, y que se note entre ellos. Y es que mientras estoy en el gimnasio, veo a mi alrededor y me parece que el gimnasio saca de los humanos los instintos animales más básicos. Y es que se escucha decir “lo que nos separa de los animales es…” para mí, si uno ve a la gente en un gimnasio, lo que nos separa de los animales es básicamente nada. Los hombres muestran sus músculos cual mandriles muestran lo rojo de su posadera para que la hembra le llame la atención. Y es que aunque no sea para presumirle a una hembra del gimnasio, la meta final de estar en forma es cortejar y seducir a una hembra fuera.

Los machos compiten entre ellos a ver quien levanta más peso. ¿Se puede pensar en algo tan primitivo y animal que eso? Desacreditan a otros machos que no puedan con las tareas pesadas de levantar 100 libras con una sola mano. Hablando de evolución, ¿Que beneficio puede acarrear que pueda levantar 100 libras con una mancuerna? No necesito acarrear un bisonte muerto con mis propias manos a la cueva, si la respuesta es no, entonces ¿Por qué quiero levantar ese peso con una mano?

De verdad que está bien ejercitarse, el autoestima crece, la confianza, y sin duda uno se vuelve más saludable. Pero para alcanzar el estado saludable está bien con hacer ejercicio de cardio por una hora y llevar una dieta balanceada, no levantar una mancuerna con más de 100 libras que más bien lastiman y rasgan el músculo, luego este se regenera y por eso lo vemos crecer, pero de verdad son reparaciones que nuestro organismo hizo sobre un músculo rasgado.

Levantarse la camisa, mostrar su abdomen, las camisas ajustadas para dejar ver la musculatura, mostrar sus bíceps, y todo esto frente al espejo lo hace tan animal. Es como ver el Animal Planet y ver a los mandriles en celo. Y es que si uno se pone a pensar en el estado de evolución que nos encontramos, donde la fuerza bruta se ocupa cada vez menos de verdad no se encontraría sentido para los gimnasios, al no ser claro que sea para prepararse para el cortejo. La esperanza de una reproducción exitosa (y por reproducción exitosa me refiero al acto de reproducción sin reproducción) viéndolo desde de un punto objetivo, es poco efectivo y eficiente las horas ocupadas en el gimnasio para entrenar partes de tu cuerpo que no te garantizaran tu supervivencia simple y sencillamente porque para comer ahora solo basta con ir al supermercado y no matar a un mamut.

De hecho, mientras el tiempo que he estado en el gimnasio el 90% del tiempo se escucha en los vestidores de hablar de uso de sustancias que te dan más resistencia, que potencian el crecimiento de músculo (el verdadero término es regeneración muscular), inyecciones, sueros, pastillas, cualquier sustancia que de hecho compromete la fertilidad del hombre. Y es que si de verdad nuestro deseo de tener músculos viene para poder perpetuar nuestros genes, es más que absurdo que el método que ocupemos limita esa posibilidad. Como si el pavo real, para crear el color de sus plumas, ocupara todos sus recursos biológicos posibles que hasta lo dejara sin esperma. De seguro el pavo real estaría haciendo algo mal.

Y es que posiblemente no seamos muy avanzados después de todo. Tal vez no nos separamos de los animales. Tal vez somos justamente como ellos. Nuestros instintos primitivos no están muy escondidos, y más cuando se trata de parejas, orgasmos, y éxito sexual. Y es que cuando hablamos de relaciones humanas, no puedo dejar de preguntarme ¿De verdad nos separamos de los animales?

miércoles, 4 de mayo de 2011

Los Experdientes Secretos de los Exes

Las ex-parejas siempre son temas muy espinosos, de hecho tocarlos puede desbocar en la apertura de una caja de Pandora que en vez de beneficiarte de algún modo, acentúan tus inseguridades, miedos, y minan tu compromiso de ser una persona fuerte e inamovible. Siempre hay diferentes tipos de ex, desde el pacifico ex del pasado sin contacto alguno con tu ahora novio, hasta el peor de todos: “el ex de mitad de tiempo”. Éste último se origina cuando una pareja decide separarse, luego uno de ellos comienza una relación con alguien más (el ex de mitad de tiempo), luego cortan y tu regresas con quien hasta entonces era tu ex. Para ser un poco más claro, es el pobre desafortunado que se metió con una persona que no tenía del todo sus asuntos terminados con su ex pareja.

Estos de hecho son los peores porque están ahí, en medio de tu relación. Como el Central Park en medio de New York. Un gran espacio vacío en medio. Lo peor de todo es que aunque te incomode pronunciar su nombre, te incomode pensar en su existencia, es que no puedes echarle la culpa de nada. Es un pobre inocente. Ahora, si tienen la suerte de que ese “pobre inocente” acepte con dignidad su mala decisión, no tendrán mayores problemas. Pero, si esa “pobre inocente” se convierte en el “pobre ardido” entonces estarás en muchos problemas.

Y es que quiero aclarar que no es mi caso. La verdad para ser justos, el “ex de en medio” que inspiró este blog, no me está haciendo nada malo. Pero el hecho de andar por las calles contando la historia de amor que tuvo con tu actual pareja. Y que ahora no sea solo la vida privada de tu novio y de él, sino que sea de dominio público, cada costumbre, cada caricia, la historia de cómo se conocieron, y lo tanto que le duele la situación en la que está ahora, eso si que me saca de mi órbita normal. Y es que aunque me digan “pobre, él no tiene la culpa” lo único que quieres hacerle saber es “loco, ya deja de hablar de eso, no tiene caso” y es que no solamente no tiene caso, sino que me molesta. Y lo peor es que al buscar con quien me molesto me encuentro en un callejón sin salida. ¿Será con él? ¿Con su ex pareja que es ahora mi pareja? ¿Con la persona que me contó? Y es que he llegado a pensar que tal vez es conmigo mismo. Conmigo mismo porque después de un gran aprecio personal, auto-confianza, orgullo y dignidad (recién descubiertos) acepté tan engorrosa situación.

¿Cuando pensé que no sería mala idea darle otra oportunidad a una relación que ya había acabado, no se me cruzó por la cabeza que momentos así vendrían? Y es que cuando terminó el martirio que se había vuelto aquella relación me dediqué fervientemente a saber lo menos posible de la vida de mi ex, y mucho menos de la vida en común que estaba llevando con la otra persona. Todos mis amigos, conocidos, allegados, Facebook, y cualquier otra red social pasaron un una exhaustiva moción de censura donde decir solo su nombre era prohibido. Simplemente sabía que esa sería la manera que mi amor por esa persona muriera míseramente… y funcionó. Y es que no solamente los demás dejaron de hablar de él, sino que yo también. Había muerto, o mejor que muerto, nunca había pasado. Mis citas nunca supieron mi historia, nunca supieron si yo había tenido un novio recientemente. Cuando alguien se atrevía a preguntar yo solo respondía “si, anduve con alguien pero terminó, y no se hace cuanto terminó esa relación” y si llegaban a preguntar cual era su nombre (para entonces ya me habré sentido acosado, y esta persona estaba descartada para una segunda cita) solo respondía “es que de verdad no vale la pena”. Y ahí moría el tema. Una actitud que ojala este ex de mitad de tiempo adopte lo más antes posible. Y es que cuando se trata del pasado, no puedo dejar de preguntarme, ¿Cuánto podemos recordar sin perdernos en el?

Esto es un mensaje para esa “inocente victima” que aun no sale del panorama: “Entiendo que te sintás como la victima, y posiblemente tenés razón al sentirte así. Las cosas desafortunadamente pasan y esta vez te tocó. Aunque dices que yo te empujé en aquella sucia disco quiero decirte que no recuerdo que haya pasado eso, y si pasó disculpa. Tenías razón, estaba borracho. Estaba celebrando mi mayor venganza… que te quedaras con él (¡Sí, es una canción!). Pero aparte de ese accidente (el cual lo niego y no lo recuerdo) fui un buen ex-novio, no lo llamaba, no lo buscaba, de hecho nunca quise saber nada de él, ¡y más aún! No dejaba que él supiera nada de mí tampoco, porque si lo hubiera hecho posiblemente tu relación no hubiera sido de 4 meses sino de 2. No creas lo que te dicen tus amigos, están tratando de consolarte, no le des mas vueltas al asunto y aunque existe una posibilidad de que regresaras con él (después de todo, todo es posible en este mundo) no te aferres a esa posibilidad que puede no materializarse. Sé que no debo de tener nada en contra tuya, pero siento que no es así. Fuera diferente si fueras tan buen ex-novio como lo fui yo. Algún día encontrarás a alguien más para que podás olvidar esos 4 meses de experiencias buenas que viviste. Y hablando de experiencias buenas, 4 meses no se comparan a 5 años… bueno 4 años y 8 meses gracias a TUS 4 meses. De verdad lo lamento, pero te sentirías mejor si no hablas de eso.”

martes, 12 de abril de 2011

A los pocos que me dieron una mano

Volver algunas veces es mucho más difícil que separarse. Es como resucitar a un muerto, es como volver a colocar a una persona en cada aspecto de tu vida cuando ya lo habías sacado y ya habías decidido que ibas a hacer con todo ese espacio libre. Una de las cosas que dificulta la transición son los amigos. Específicamente los amigos que tomaron tu mano, te dieron su hombro para llorar, y mientras tu odiabas a quien te hizo esto, ellos también lo hacían. Cuando me separé, y me pude ver en un nuevo mundo vacío, donde mis amigos eran también sus amigos, frases como “Vos sabes que es mi amigo también y yo mejor no opino en esto” se volvieron dolorosamente frecuentes. Pero también hubieron amigos que celebraron tu ruda decisión de seguir con tu escombro de vida, te apoyaron, y te alentaban que era lo mejor que pudo haber pasado.

Yo tuve maravillosos amigos que me dieron su mano cuando verdaderamente más lo necesitaba. Cuando yo sentía que no valía nada. Cuando ni mi familia (a quien amo con todo el corazón y no guardo ni el más mínimo rastro de resentimiento) pudo comprender la envergadura de mi humillación y destrucción. Hubieron personas que yo jamás pensé que iban a ser literalmente mi salvavidas. Personas que me guiaron (muchas veces sin saberlo) por un camino de descubrimiento y recuperación, mientras sangraba a borbotones por todas mis llagas y mis ojos no paraban de sacar lágrimas. Personas que cuando los conocí, y estreché sus manos por primera vez pude llegar pensar que literalmente se convertirían de manera completamente desinteresada en mis muletas.

No solamente me acompañaron en el camino, no solamente me curaban poco a poco con sus conejos, o solamente con sus oídos dispuestos a oír todo lo que tenía que decir, sino que hicieron suyo mi dolor. Simpatizaron conmigo, me entendieron, compartieron cada historia, y celebraban cada paso de convaleciente que yo daba. Me ayudaron a levantar mi cabeza para que yo pudiera ver que de verdad había una luz al final del largo túnel, y aunque yo supiera que esa luz estaba larga, por lo menos pude saber que existía y que tarde que temprano yo iba a estar ahí. Recuerdo que en esos momentos yo rezaba a diario para que Dios hiciera algo para que detuviera el inminente final, para que detuviera la destrucción de mi persona. Me di por vencido. Simplemente Él no lo iba a hacer. Y le comencé a pedir resignación y que me ayudara a sobrepasar todo el infierno. No solamente lo hizo, sino que me puso a amigos excelentes para que no estuviera solo. Y en menos de lo que yo pensaba, la luz al final del túnel no estaba largo.

Es mucho mas sencillo salirse de una relación y comenzar una nueva vida, que quedarse atrás recogiendo los pedazos de vida del suelo, tratar de ponerlos juntos, y hasta entonces comenzar a caminar. No quiero ser dramático, ni dar una imagen de mi mismo como una persona co-dependiente. Pero no puedo dejar de decirlo sin mentirme a mi mismo. Era una persona co-dependiente. Era un drogadicto y mi droga era la peor de todas… otra persona. Tal vez no era amor, dudo que exista un “amor enfermizo”. El amor es sano o simplemente no es amor. Muchas veces para conseguir la droga de la dependencia es necesario humillarse, destruirse, y es justamente el precio que pagué más de una vez. Y estaba dispuesto a volverlo a pagar, pero ya no quedaba en mi dignidad ni orgullo para pagarla. Ya no era nada. Y estaban, mis amigos ocultos de mi mente, dispuestos a ser amigo de esa persona supurante, de esa persona públicamente humillada, y darle sus manos. Ayudarlo.

Yo de verdad quiero decirle a esos amigos (muy pocos) que aunque regrese a esa relación, que su trabajo y su ayuda no cayeron en sacos rotos. Me ayudaron a convertirme en una persona diferente. A ver la vida diferente, a salirme de ese círculo vicioso que no estoy dispuesto a entrar nunca más. Y si he decidido regresar, es porque tanto la otra persona como yo somos personas diferentes. Nada fue un error. Algunas veces las personas pasan por un proceso doloroso de transformación. Yo nunca hubiera aceptado a regresar al mismo lugar de antes, y he regresado porque sé que no es el mismo lugar. Y aunque no debo explicaciones a nadie sobre las decisiones que tome en mi vida, considero que si se las debo a esas personas incondicionales.

Yo estoy destinado a la felicidad, y aunque esté o no esté en esta relación, que yo merezca ser feliz siempre lo voy a saber y siempre lo voy a buscar. Ni un paso atrás cuando se trate de comprometer mi autoestima. Soy una persona diferente, y la otra persona también lo es. Tal vez éramos solo unos niños, ¿Cómo esperar que una relación comenzada a los 18 años estuviera exenta de errores? Espero que así como compartieron esos momentos tan, pero tan duros para mi, estén dispuestos a compartir una nueva oportunidad. Muchas veces escuchamos discursos de agradecimiento en la tele, damos por sentado cuando dicen que nada de esto pudo haber sido posible sin su ayuda. La verdad que no quiero que suene así de vacío. Yo fui quien trabajó arduamente para salir del hoyo que estaba. Y aunque hubiera tenido la ayuda del mejor experto en autoestima, si yo no hubiera querido ayudarme nada hubiera podido salvarme. Pero es verdad cuando dicen que algunas veces uno no es suficiente. No lo hubiera podido hacer sin ellos. Gracias totales.

jueves, 31 de marzo de 2011

Lo Lamento, ¡Te he Borrado del Facebook!

Todos concordamos que las redes sociales han venido a revolucionar como los humanos interactuamos uno con otros. Y en el centro de esta revolución se encuentra Facebook. Lo que hace Facebook es dar una imagen de espejo de lo que es tu vida social, el problema viene cuando muchos se la toman muy en serio. Y es que a veces estas personas tiendes a olvidar que su vida social de verdad no está en una red social virtual sino en su red social real donde se desenvuelven cotidianamente, su escuela, universidad, trabajo, iglesias y ambientes similares. Muchos dejan de tener una vida social real para pasar enfocados en su vida social virtual.

Creo que el propósito real de Facebook o cualquier otra red social es mantener a las personas que conoces, que estuvieron en círculos sociales que ya no frecuentas como amigos de la secundaria, trabajos pasados, de tu facultad o hermandad, juntos, y de esa manera estar conectados con ellos y no perder el contacto. Sin embargo un nuevo fenómeno apreció casi al mismo tiempo que las redes sociales, y éste es el de los amigos virtuales. Y es que de repente no es malo tener amigos que vivan en otro países, hablar con ellos sobre sus comidas nacionales, música, y cosas personales… de hecho yo tengo un amigo que no conozco en persona. Pero este es un amigo entre 350 que tengo en Facebook. El problema está cuando tienes más amigos virtuales que reales. Psicológicamente hablando, pierdes la noción de la realidad y pierdes tus habilidades sociales reales. Y siendo nosotros animales sociales, tener habilidades sociales es muy importante.

Creo que de verdad es un problema pensar que el Facebook de verdad es tu vida, solemos perder la noción que el Facebook es imagen de nuestras relaciones sociales pero NO nuestras relaciones sociales. Y no es que esté criticando al Facebook, simplemente estoy criticando a las personas que le ponen más pesos a su lista de amigos en Facebook que al trabajador que tienen en el cubículo de la par (para aquellos que trabajamos en cubículos).

Otro fenómeno muy interesante es el “coleccionar amigos”. Gracias a Dios he dejado de saber de personas que todavía tienen este tipo de comportamiento. Pero de verdad sé que existen. Van por la vida, viviendo en Nicaragua (o cualquier otro país) y teniendo más de mil quinientos amigos en su red social favorita y la mayoría de Filipinas, Bosnia, Rusia, Qatar, Japón, India y quien sabe que otro país. Siempre me he preguntado ¿Cuántos amigos tendrá este tipo en su clase? Incluso, ¿A cuantas personas le hablará este tipo en su escuela? Algunas veces me parece triste de verdad que personas pierdan sus habilidades sociales, de iniciar y mantener una conversación cara a cara, por cultivar amistades de Indonesia. Y una vez más, no tiene nada de malo… como dije yo tengo un amigo así, pero el problema está cuando este tipo de amigos son tus únicos amigos.

Ahora, en la vida real, cuando uno conoce a una persona… imaginemos esto: te presentan a un amigo de un amigo en una fiesta, empiezas a hablar, y resulta ser que la persona odia a los judíos, pues vienes tu y le dejas de hablar (por lo menos yo lo haría), posiblemente no quisieras tener una conversación con esta persona otra vez, y la borras de tu cerebro de tu lista de conocidos y personas con quien quisieras hablarle. Muy seguramente ya no la invitarás a tu cumpleaños. Tal vez el ejemplo de los Judíos es muy rudo, simplemente la persona no te cayó bien, no compartes su visión de las cosas, y la verdad no quieres seguir gastando tus habilidades sociales en una persona que no quieres empezar una amistad. El punto es que simplemente lo sacas de tu sistema, no le vuelves a hablar. Ahora si Facebook debería ser una imagen de nuestra vida social ¿Por qué voy a mantener a esta persona en mi lista de amigos de facebook? Me cayó mal, no quiero seguir siendo su amigo, y simplemente no quiero mantener ningún contacto con él o ella ¿Por qué si lo tengo que dejar en Facebook? Respuesta simple: ¡No tienes!

¿Hay algo peor que descubrir que te han eliminado de Facebook? Pues desgraciadamente para algunas personas no hay nada peor. Yo me puedo imaginar millones de cosas peores. Pero para muchos, es una razón suficiente para odiarte. ¡Espera un segundo! Yo no te odio, ¡Solo no quiero ser tu amigo! Una de las valiosas lecciones que mi madre me ha enseñado en la vida es: “Tenés que aprender a elegir a tus amigos” todos concordamos que es un consejo muy sabio (o por lo menos eso es lo que todos deberían pensar) y lo fabuloso de eso, es que ella nunca se metió con mis amigos, nunca dijo nada en contra de ellos, ella simplemente me dejaba elegirlos a mi. Bueno, si uno tiene el derecho de elegir a sus amigos, pues yo ocupo ese derecho, y si no quiero ser tu amigo (por cualquier razón) en la vida real, ¿Por qué si tendría que ser tu amigo en Facebook?

Pues a veces hay personas que no han hecho vinculo entre la vida real y su red social virtual favorita, y todo se debe a ese deseo de acumular amigos. Tus amigos en Facebook no es una lista de personas que conoces (solo porque saludo a la señora que me vende el quesillo todos los días no significa que es mi amiga) es una lista de tus amigos. ¿Le contarías tus problemas a la señora de los quesillos? ¿Si la respuesta es no (y espero que sea así) porque le vas a contar tu vida a través de una red social?

Ahora supongamos que no te da la gana seguir compartiendo tus estados de animo con esa persona por cualquier razón que tengas (y ojo que es un derecho que tienes), vienes y eliminas a la persona dentro de la lista de tus contactos. Si de verdad te atreves a hacer algo tan horrendo como borrar a alguien de tu Facebook (sarcasmo) entonces te has ganado un enemigo. Si recibiera un dólar por cada mensaje de odio que recibo de las personas que he decidido eliminar… no fuera millonario, pero tuviera como 15 dólares. Y lo más cómico de todo es que todos de estos mensajes incluyen la frase “que inmaduro que eres”. ¿Inmaduro? ¿Inmaduro por saber que tengo el control de mi vida social ya sea real o virtual? ¿Inmaduro porque sé elegir a mis amigos? ¿Inmaduro por hacer lo que siento que es correcto? ¿Inmaduro por no querer compartir mi vida privada… porque precisamente es privada, con cualquier persona? Y es que me dan ganas de responder el mensaje diciendo: ¿Qué tan maduro crees que eres al escribir este mensaje? Y es que de verdad ¿Qué le pasa a las personas que escriben estos mensajes? ¿De verdad al darle clic al botón para enviar siguen pensando que es una buena idea? No sé ustedes, pero a mi me suena más inmaduro mandar a decir improperios en un mensaje en Facebook porque te han eliminado, que de hecho haber eliminado a alguien. Y es que en mi Facebook tengo a mis amigos cercanos a quien amo, a mi familia, primitos, mis tías, y de verdad tener a alguien que ha sido tan inestable para mandar este tipo de mensajes entre las personas que de verdad amo, me hace pensar que no pude haber tomado mejor decisión.

Y es que a veces prefiero que me manden este tipo de mensajes, porque solamente los leo y los cierros, pero otros van más allá. Si recibiera un dólar cada vez que alguien me dice frente a frente porque lo he eliminado de Facebook, tampoco sería millonario pero tuviera más de 15 dólares. Y es que la situación es socialmente incómoda. Y es que no sé lo que me incómoda más, tener que decirle la verdad o a la pena ajena que me da por la persona que pregunta eso. ¿Qué necesidad tienes? Yo me limito a decir “No me acuerdo que lo haya hecho”. Yo soy una persona temerosa de las situaciones socialmente incómodas y reconozco que no se como actuar frente a ellas, así que simplemente digo esa frase y que ellos lo interpreten como quieran… lo malo es que si dices eso, la mitad te manda de nuevo la invitación de Facebook al día siguiente, y te ves en la penosa situación de rechazarlos o de aceptarlos y ponerlos en un grupo de Facebook donde no tengan acceso a toda tu información… pero si te atreves a limitar lo que compartes de tu vida privada con alguien de seguro tendrás un “Chat” o un “inbox” preguntándote “¿Por qué o puedo ver tus fotos que tenías antes?” y de nuevo ahí viene la pena ajena.

Cada quien tiene el derecho de manejar su vida social como le plazca, tener los amigos que quiera, y compartir lo que quiera, sin tener porque pasar por presión social de porque dejamos de ser amigos en Facebook ni porque no puedo ver tus fotos. ¿Por que no puedo ver tus fotos? ¡Porque son mías! He recibido muchos insultos y reclamo porque ya no soy amigo de alguien en Facebook, pero nunca he recibido un reclamo de porque ya no nos vemos tan seguido, o que le pasó a nuestra amistad, ni buscando respuestas del porque ya no somos amigos en la vida real.

Así es como yo ocupo Facebook: Tengo a mis amigos de mi secundaria, a los de la universidad, clubes a los que pertenezco, personas de mi iglesia, y obvio toda mi familia, amigos donde trabajo y amigos de trabajos anteriores, alguno que otro famoso que quiera seguir como Madonna o mis escritores favoritos. No colecciono amigos porque prefiero coleccionarlos en la vida real y luego podré tenerlos en Facebook. No acepto personas que no conozca, y si lo hago a la semana que no he establecido contacto con este tipo de personas los borro. Lo ocupo para ponerme al corriente de las actividades que está haciendo mi colegio, o mi universidad, hacer planes para el fin de semana con viejos amigos, y una forma más rápida y barata de comunicarme con quien me quiero comunicar en vez de ocupar texto o una llamada. Facebook es una imagen de mi vida social pero ¡No es mi vida social!