miércoles, 30 de noviembre de 2011

Padres.


Un día dos personas, consiente o inconscientemente, se juntaron y nos concibieron. Desde ese día somos una persona completa, existimos y somos parte de este mundo. Siempre he sabido la importancia de los padres en el proceso de criar a una persona, pero no fue hace mucho cuando de verdad me puse a pensar en la trascendencia de los padres para la vida de la persona que crían. Fue hasta entonces que pensé en lo difícil, en lo cansado, esclavizante, y en la responsabilidad que conlleva la vida de padres. Me asusté, y aunque siempre he dicho que no me gustaría tener hijos al mismo tiempo siempre pienso “Yo haría esto con mi hijo”, “Yo lo matriculara en este colegio”, “Yo le dijera que jugara este deporte”, pero ese día me puse a pensar que de verdad tal vez no tenga madera de padre. Creo que soy una de esas personas cuya única responsabilidad es uno mismo.

Siempre escucho decir que ser padres es un trabajo de tiempo completo, pero… más allá de tiempo completo, es un trabajo de toda la vida. Ser padres significa no volver a ser libre, que cada pensamiento que cruce en tu mente este predeterminado, o pre-prensado teniendo en cuenta a tu hijo. No puedo ver mi vida pensando en eso antes de tomar una decisión, antes de irme de vacaciones, antes de comprarme mi ropa, antes de ir a una fiesta, o antes de llegar tomado a la casa.

Admiro de todo corazón la labor incansable de los padres, y admiro aun más los míos, quienes dedicaron su vida, sus energías, sus sueños, sus metas, gran parte de sus salarios para educarme, enseñarme, y hacer la persona que hoy soy. Pudiendo tener cualquier otra cosa, tomaron la decisión que en sus vidas faltaba otra persona la cual tendrían una responsabilidad, un lazo para el resto de sus vidas. Y me educaron de la manera más sencilla, desenfadada, con todo el amor que puede alcanzar en sus corazones.

Mis padres me enseñaron la importancia de la ética, la honestidad, y las bases para ser una buena persona y no causar daño a las personas. No sé si les pasa a todos los hijos, pero a veces cuando estoy en una encrucijada puedo repetirme en mi mente las frases de mi madre en mi cabeza y sé que elección tomar. Puedo escucharla diciendo “Uno siempre tiene que estar seguro de lo hace”, “Hay que saber elegir a tus amigos, hay personas buenas y malas en el mundo y vos vas a ser quien distinga que tipo son”, “Uno no puede construir nada alrededor de mentiras”. Normas básicas que nos dejan nuestros padres y las convertimos en márgenes, parámetros en los cuales encausamos nuestras vidas. Nuestros propios códigos, nuestras propias leyes del bien y el mal.

No sé si seré capaz de ser la mitad de buen padre como fueron los míos. No sé con que tipo de persona voy a terminar después de haberle enseñado (o al menos tratado) sus propios códigos de ética. No sé que ganaría la batalla entre comprarme la camisa carísima que vi en la tienda, o pagar las mensualidades del colegio. Cuando pensamientos como “si tuviera un hijo pequeño esperara que se durmiera y lo dejaría sin niñera para ir a la fiesta… después de todo ¿Cuál es la posibilidad que se despierte?” son comunes tu misma alarma te dice que tal vez no serías buen padre.

No sé que tan fiesteros pudieron haber sido mis padres, pero mi madre se fue con su mejor amiga a vivir a México sola cuando tenía 19 años. Y mi padre vivía solo desde los 17. Y esas historias que escuchas de tus padres cuando se estaban conociendo, cuando estaban de novios, pues esas historias siempre son de fiestas, conciertos, reuniones de amigos o escapadas a la playa. Pero decidieron tener hijos… yo nunca supe que era quedarme con una niñera en casa mientras mis padres salían a fiestas, nunca he visto (hasta la fecha) a mi padre fumar, o tomar tres cervezas seguidas. Nunca he visto a mis padres borrachos, y salvo en navidad y año nuevo, nunca habían fiestas en mi casa de amigos… ni en sus cumpleaños. Yo pienso mi casa sola y lo primero que se me viene a la mente es una parrillada con mis amigos de toda la tarde y noche. Mis padres decidieron solo teniendo 26 años (después de 2 años de casados) que era hora de su primer y único hijo. Esa noche en la cual fui concebido, y empecé a ser una persona, esa misma noche ellos perdieron sus vidas. No sabrían más que sería una escapada al mar, ni una noche de baile hasta la madrugada en la discoteca de moda… pero ellos lo habían preferido así… e hicieron el mejor trabajo del mundo.

Una vez escuché una historia de un mal hijo, que le decía el o ella era lo que era por ella misma y no por sus padres. Solo me imaginé sus labios reducirse a carbón. Nunca pudiera decir tan terrible cosa. Yo soy lo que soy por mis padres, porque decidieron tener un hijo, no me imaginaría en donde estuviera sin sus valiosos concejos, sin su incuestionable apoyo, sin su ayuda. Aunque yo he trabajado por ser lo que soy, nunca hubiera llegado ni al 1% de mis pocos logros sin mis padres. Desde las noches en vela con mi madre cuando me enfermaba de asma, hasta cuando iban a traer mis calificaciones al colegio. Los padres son humanos, y a veces se equivocan y ahora que puedo notar sus errores jamás sería capaz si quiera de dejárselos saber porque si fueron capaces de dejar atrás su vida de matrimonio joven sin hijos y las noches de fiestas entonces significa que todo lo que hicieron después de eso lo hicieron desde su más profundo y desinteresado amor aunque se hayan equivocado a veces.