sábado, 31 de diciembre de 2011

De Regreso al País de las No-Maravillas


En la serie de televisión “Sexo en la Ciudad”, en la primera temporada, el quinto episodio, la protagonista Carrie Bradshaw se topa con una vieja amiga en un restaurante muy exclusivo donde Carrie no pudo conseguir mesa esa noche. Su amiga, Amalita, es una mujer morena europea y con un acento muy fuerte. Carrie la describe como una mujer dedicada a la fiesta y a los viajes, siempre rodeada de la compañía perfecta. En pocas palabras, Amalita, lleva una vida mucho más extravagante que la misma Carrie.

A mí no me gusta hacer comparaciones de mi vida, y mis situaciones con programas de televisión y mucho menos con uno que se llame “Sexo en la Ciudad” pero la noche anterior salí con mi viejo amigo olvidado por mí a causa de trabajo, tiempo y cansancio y viví un extraño deja vu con ese episodio. Pero tenía que hacer algo el último sábado del año. A falta de mí, mi amigo se buscó nuevos amigos para mantener su ritmo de restaurantes de moda, de bares repletos y discotecas exclusivas. Mas que las ganas de salir y volver a experimentar ese mundo una vez más, le pedí que saliéramos juntos esa noche porque una amistad como la de él no es algo que quiera engavetar.

Estaba en la discoteca donde se profesa que es el lugar donde se debe estar. Discoteca que a mí no me gusta, que siempre la he categorizado como sobrevalorada, y donde solo las personas que quieren reafirmar su status social van… porque al fin al cabo parece que es el lugar donde se va para ser visto. Después de un par de horas frente a mi armario tratando elegir la ropa que tendrá la dicha de visitar tan “prestigioso lugar” salí a las 12 de la noche rumbo a ese lugar.

Llegué. Algunas cosas habían cambiado desde la última vez que había ido, y lo que me impresionó es descubrir que había habido un cambio radical del lugar, lo que justamente coincidía con la noción de que tenía muchos meses de no ir ahí. En otros lugares he hablado de cómo me da risa el teatro social que se despliega en ese lugar. Cualquier persona que conozcas aunque sea solamente de cara te saluda afectuosamente, después de todo ellos han venido a lo mismo que todos ahí… a ser vistos. Me parece un poco irónico un lugar tan teatral en un país donde la realidad social es otra.

Mi amigo estaba en el área VIP (como era de suponerse de él) así que no me quedó de otra que sacar más dinero de lo normal para poder pagar la entrada para el lugar exclusivo de esa discoteca exclusiva. Y de repente no es el dinero en sí que me duele perder… sino perderlo de esa manera, para alimentar a un teatro que tanto antes como ahora me llenaban tan poco, donde no iba para ser visto porque de verdad eso jamás me ha importado. De hecho duele el dinero cuando literalmente se tira para entrar a un lugar como estos.

Los saludos afectuosos salieron en todo el camino hacia el área VIP. Vi a mi amigo. Ahí estaba. Con sus nuevos amigos, justo como me lo imaginé. Nos saludamos. Me presentó a sus amigos. Y ahí estaba yo una vez más de regreso a ese país de las no-maravillas. Espectador de tan caricaturesco teatro. E hice un viaje en mi mente a los muchos meses atrás que solía llegar a ese mismo lugar con mi amigo. Y recordé lo cruel que es la vida de soltero que quiere dejarlo de ser. Te presentan a personas y en los próximos 5 minutos ambos evalúan el físico, posición social, educación, inteligencia, y tratan de definirte como persona y en menos de esos 5 minutos han tomado la decisión si deben mantener el interés en vos o no.

Y luego vienen los miles de pensamientos que te comen vivo lentamente. ¿Le gustó?, No puedo decir cuántas parejas he tenido antes porque es un número alto y pensará que soy inestable, tengo que ocultar mi interés porque va a pensar que estoy desesperado, aun no me ha pedido mi número de teléfono, ¿se lo debo de pedir yo? Y comenzamos a analizar todo movimiento desesperadamente para encontrar un rastro iluso de interés por su parte, leemos señales entre el humo de los cigarros y la visión borrosa que te da cinco cervezas. Y seguimos nuestra carrera cruel para poder llegar al estado de comprometido.

Sé que muchas personas no lo hacen, sé que hay muchas personas que son completamente normales. Pero recuerdo que yo tuve una terrible etapa de desesperación, y cuando uno ha tenido tan terrible enfermedad es fácil saber quien la padece ahora. Solo ve a tu alrededor y podrás verte cuando hacías justamente lo mismo. Ocultando parte de tu personalidad, resaltando otras, para que esa nueva personalidad moldeada se ajuste a la de la otra persona.

Hay otros que padecen la terrible enfermedad de comparar a sus nuevas citas con sus antiguos novios. “Siempre hay que elegir a alguien mejor que tu ex novio” argumentan todo el tiempo. No tengo palabras para eso, pero no me imagino viviendo una vida rechazando personas completamente buenas solo porque no son mejores que lo que tuve antes. Y aparte, ¿Desde cuándo un ex novio es bueno? Y buscan a esa persona con la educación perfecta, con el carro perfecto, con el sentido de moda perfecta y con amistades perfectas.

Mi amigo y yo cuando nos aburríamos de estar en esa discoteca nos íbamos a otra que es de menor calidad. Esa noche no hice ni la sugerencia de ir… era obvio que no quería que supieran que antes íbamos a ahí. Luego de que nos aburríamos (a las 5 o 6 de la mañana) de estar en la otra disco de menos calidad íbamos a comer hamburguesas a los carritos ambulantes que se ponen en la avenida principal de Managua. 30 córdobas nos costaba. Ahora parece que la rutina ha cambiado un poco, a las 3 de la mañana salimos de la discoteca a comer una hamburguesa de marca que me costó 200 Córdobas. 500% más de lo que antes gastábamos. Pero me gustaba estar con mi amigo.
Hace mucho tiempo descubrí la belleza de la sencillez, de una vida normal, ya que con las preocupaciones del trabajo bastaban ¿Por qué preocuparme de quien me vea, que carro manejo o que ropa me pondré en la noche? ¿Volveré a salir de esa manera? Creo que necesito otros 8 meses de descanso de ese lugar para poder volver a ir.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Muchas veces la infraestructura cambia, los amigos han mejorado su aspecto, entorno o incluso la forma de ser, en otras es lo contrario. al final estés en donde estés lo único que no puede valer menos o más es la esencia de cada ser humano, porque detrás de las luces bonitas, los cambios, la gente bien vestida o incluso de los carritos de hamburguesa de 30 pesos hay una esencia única haciendo que funcione, el problema está en que no hay suficiente tiempo pra conocer su historia, lo que ha vivido o lo que desea vivir, entonces que queda? ser lo más amable posible y aprender a valorar hasta el último suspiro que acabas de dar y sobre todo siempre tener presente que el pasado ya pasó, el presente se acaba de ir y que el futuro aún no llega. Vive sin cuestionarte tanto, no te quemes la cabeza con algo que puede ser enfocado para tratar de ser feliz atesorando ese momento, y siempre procura sacar de lo malo algo bueno, porque por cada cosa mala que pasa siempre habrá algo bueno ;)

    ResponderEliminar