domingo, 26 de julio de 2015

Treni Per Tozeur

Nunca había visto pasar las casas de las ciudades a la velocidad de un tren, porque casi nunca tampoco use un tren; solo esos días de turista ahora ya lejanos. Todo eso me había estado como vedado. ¡Que lindo hace el trayecto ver las ciudades esporádicas pasar por mi ventanilla! ¡Que lindo hacen los colores de sus pórticos en un segundo de trayecto! ¡Que distinto se mueven las gentes bajo este ambiente de perfección y estabilidad! Casi todas las personas parecen bellas, jóvenes, libres, despreocupadas al recoger sus abrigos hechos a sus medidas de hombros y caderas, ese gesto intimo de recoger los brazos por el frío, proteger la cara por el viento que arrastra el tren llegando a su plataforma, hay una magia en cada uno de esos gestos. ¡Como quisiera para mí una de esas personas estampadas en el paisaje de mi ventanilla que pasan remotas en un mundo de elegancia y de buen vivir! Desearía verles quitarse esos abrigos por un calor visceral; mirar de cerca esos extraños cortes de cabellos; oler junto a su ropa, ese aroma que hasta ahora solo se me he imaginado detrás de esta ventanilla del tren.

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