miércoles, 2 de febrero de 2011

Ingeniería Personal


Gran parte de las entradas del blog han sido sobre el proceso de como mis sentimientos han evolucionado después de la ruptura. Algunas veces cuando me viene una idea para una entrada en el blog que tenga que ver sobre algunos esporádicos sentimientos de rabia y dolor, los bloqueo en mi mente y simplemente no los escribo. “No quiero seguir escribiendo sobre eso” -pienso. Pero ahora pienso que poner esos sentimientos en negación tal vez está impidiendo que esos sobrantes no se vayan de una vez por todas. Tal vez es el miedo de cerrar definitivamente ese tomo de mi vida. Pero hoy amanecí con esa bella sensación dentro de mí que te dice “llegó el momento”.

Por alguna extraña razón durante estos meses después de mi separación he tenido más citas que nunca. Y aun más extraño para mí, es que la mayoría de esas citas han resultado exitosas. Y cuando digo exitosas me refiero a que la otra persona se siente aun más interesada por mí después de la cita. Desgraciadamente ninguna de esas citas han sido “exitosas” para la otra persona. (Si no le entendieron, simplemente yo no me he interesado por nadie). Mientras mis años de relación, puedo decir que casi nunca yo le interesé a otra persona. Posiblemente porque solo tenía ojos, mente, corazón y alma para alguien. En fin, solo vivía para ese alguien. Triste, lo sé. Y ahora parece que salen de todos los rincones. Un buen amigo mío me dijo que la razón de eso es que “Ahora tengo una nueva actitud hacía la vida”. Y pienso: “Bueno si, ahora me cuido a mi mismo, me siento por fin independiente, que yo controlo mis emociones, mi destino, me controlo a mi mismo”. Y eso concuerda con otras versiones. Un día iba a tomar el almuerzo en el edificio donde trabajo. En el ascensor me encontré con una vieja amiga de la universidad, y me pregunto como estaba. Yo le respondí que muy bien. Y ella respondió “¡Se te nota! Tenés una cara de alegría, te he visto por el edificio y siempre estás sonriendo, no paras de sonreír” No lo había notado hasta ese día.

Me gusta hablar de este tema. Me siento como una persona que padecía de obesidad y luego de mucho trabajo duro, dietas, ejercicio extenuante, y mucho pero mucho sacrificio, ha bajado 150 libras y se ve mejor que nunca. Con orgullo por lo que he alcanzado. Y no tiene nada de malo de sentirse orgulloso de los logros de uno mismo, en especial cuando ni uno mismo creía que era capaz de alcanzarlo.

Siempre he me considerado un experto en relaciones amorosas. Con los concejos a tiempo, centrado, objetivo. (Claro uno nunca se puede aconsejar a uno mismo). Pero las horas, días, semanas, o incluso meses después de una separación uno se siente en un limbo. Como en un espacio vacío totalmente. Todo fue barrido, todos tus planes a corto y largo plazo, toda tu vida social, amigos en común, rituales o costumbres adoptadas en la relación, incluso tu seguridad, orgullo y autoestima se ve totalmente o casi totalmente arrastrada (en mi caso el daño fue total). Y uno empieza literalmente desde cero. En mi caso ni siquiera podía contar con los escombros de mi vida pasada para comenzar a reconstruir mi vida. Simplemente no tenía ni eso. Todo tenía que ser fabricado nuevamente, inventado, mezclado, organizado, diseñado desde el cero absoluto. Y aunque tampoco puedo decir que ya he terminado mi obra maestra, ni siquiera que voy por la mitad, con lo poco que he logrado me siento ¡Mejor que nunca!

Cuando salía a citas, y estas citas eran lo suficientemente buenas para ameritar una segunda cita, y que conociera alguno de mis amigos, ellos me daban su visto bueno en algunas ocasiones me decían que estaba bien para mí, que se veía de verdad interesado, que debería poner todo mi interés para que algo funcione. Pero nunca existía esa chispa (al menos yo no la sentía). Pensaba que tal vez no estaba listo, que si esta persona era de verdad alguien bueno para mí, yo no lo estaba viendo. Tal vez no era mi momento para otra relación en estos momentos.

Pero no, nada de eso fue cierto. Simplemente estas personas no son lo que busco, deseo y necesito en una relación. Aunque antes no lo podía explicar con esas palabras, pero ahora lo sé. Siempre te dicen que cuando uno menos se lo espera el indicado aparece. Que simplemente aparecerá cuando dejes de buscar. No creo que sea una ley para todos, pero por causalidad ha sido cierto para mi. ¡Estoy saliendo otra vez! Y aunque tal vez sea muy pronto para decirlo, pero esta es una persona que de verdad quiero estar saliendo. Es un poco bizarro, el amigo de infancia de mi ex novio fue quien me lo presentó. El problema está que aun no he llegado a reconstruir la parte de mi vida que maneja las reglas del dating. De hecho literalmente no se que hacer. Estoy confundido entre lo que quiero hacer y lo que debo hacer, para ser más honesto creo que estoy hasta confundido de lo que quiero hacer. Simplemente no sé. Tengo miedo de comprometer mi increíble avance en mi ingeniería personal. No sé donde una relación pudiera encajar en mi planificación y construcción de mi obra maestra… mi vida. Y no sé porque le estoy llamando “relación”. ¡Ayuda!. Lo único que sé es que sí quiero salir con esa persona.

Ahora sé lo que pueden estar pensando “este esta diciendo, que aun no ha terminado la reconstrucción de su vida, que ni por la mitad va, y que ahora tiene a alguien que le importa, es obvio que no está preparado para una nueva relación” y puede que tengan razón, pero no pienso dejar ir esta oportunidad. Una persona así no se encuentra todos los días. Aparte, no quiero traicionar una de las mejores relaciones que he tenido en toda mi vida y que he estado teniendo desde hace unos meses atrás… una relación conmigo mismo. No pienso dejar de ser mi prioridad, no pienso poner una relación primero que yo, no pienso dejarme a un lado para que alguien más ocupe mi lugar. Eso nunca más. Como un slogan popular en Nicaragua durante las huelgas generales “NI UN PASO ATRÁS” ¡Y eso es bueno! Eso me convierte en una persona sana ahora.

Cuando se trata de ingeniería personal, uno nunca deja de trabajar para lograr sus metas, pero sabes que has dado el paso más grande, sabes que tu momento ha llegado, cuando te levantas en la mañana y dices “Que bueno que pasé por esos momentos difíciles, que bueno que esa relación haya terminado, que bueno que me quedara en el limbo en el que estaba, porque eso fue lo que hizo que yo tuviera que re-inventar mi vida”

No hay comentarios:

Publicar un comentario