sábado, 19 de febrero de 2011

"No era Lógica, era Amor"

Todos tienen su lugar feliz. El mío es en una casa modesta con un porche frente a la playa, una mecedora cómoda, una mesa a la par con una botella de vino, de esas que existen en mi imaginación que por mucho que sirvas en la copa nunca se acaba, y un atardecer. La casa tiene palmeras en el frente, y dos árboles frutales próximos a cerca de maya que divide la propiedad de la arena blanca, entre estos árboles se puede ver una hamaca meciéndose con el viento, se puede escuchar las olas romper en la orilla. Hay un libro abierto por la mitad con la cubierta para arriba en la mesa a la par, es un libro interesante de cubierta negra. El viento sopla y trae un olor salino, a la par mía no hay mecedoras, no hay indicio que alguien más pueda estar ahí. Es un lugar completamente secreto, nadie puede entrar, nadie ha entrado antes. La luz es naranja por el atardecer y algunas veces tengo que entrecerrar los ojos porque la arena traída por el viento suele meterse en mis ojos. No tengo la necesidad de mecerme en la silla, el viento hace ese trabajo por mí.

En mi lugar feliz suelo pensar mucho. Suelo darme cuenta de muchas cosas. Todos debemos tener un lugar feliz para escapar de esos momentos difíciles que hacen que dudemos de nosotros mismos. Otras veces solo necesitamos un lugar así cuando simplemente no sabemos que hacer. No sabemos que pensar, y decir nuestros pensamientos en voz alta nos da miedo, porque aun no están encubados, porque aun ni siquiera estamos seguros nosotros mismos de que es lo que estamos pensando. Muchas veces pensamos que estamos seguros de algo, luego ya no lo estamos. Algo cambia y repensamos las cosas. Nos deja con nuevas alternativas que antes no existían, y cuando uno menos lo piensa es el momento de visitar nuestro lugar feliz. Dejar de pensar en nuestra encrucijada por un momento, tomar un poco el vino que solo existe en nuestra mente, y cuando ya te relajaste llega una vez más el pensamiento. Lo meditas, lo piensas cien veces, y muchas veces no terminas con la respuesta.

Hace mucho, pero mucho tiempo, estaba describiendo yo el mundo de las citas, parejas, y compromisos. Era poco más que un adolescente. Tenía un novio (el primero creo), que todas las noches veía Sex and the City a la hora que nosotros hablábamos por teléfono. Decía que era la mejor serie de todas. Yo nunca la había visto, y le reclamaba con un tono un poco sarcástico que si iba a ver el televisor o íbamos hablar. Él apagaba el televisor… o por lo menos eso me hacía creer. Luego que nuestra corta y puberta relación llegara a su final, pasando los canales, encontré la serie. Miré un capitulo, y desde entonces no puedo dejar de pensar que es la mejor serie de toda la historia.

Cuando fui a ver la primera película, quedé devastado como cualquier otro al ver lo que pasó el día del casamiento de Carrie y Big. Y luego de una amarga transición Carrie le da una oportunidad a Big diciendo “No era lógica, era amor”. Me pareció romántico, porque yo vivía bajo ese concepto. Pero ahora que no vivo, ni pienso, ni me interesa ese concepto (o por lo menos eso creo yo), me pareció débil de Carrie. Después de diez años de una relación que la dejara frustrada, abandonada, secundada, donde nunca pudo obtener lo que quiso, después que ella dejara todo por el bien de su relación, después de todo lo que ella dio… él simplemente no se pudo bajar del carro el día de su boda. No pudo obligarse a bajarse del carro solo porque Carrie no lo quedó viendo mientras ella se bajaba del suyo. Yo pensaba que Carrie era dura, pero me decepcionó.

Luego, a solas con mis pensamientos en mi lugar feliz recordé “No era lógica, era amor”. Muchas veces tratamos de hacer la decisiones más lógicas para nuestras vidas, al parecer tomar decisiones lógicas nos salvan de uno que otro bache, caídas y lágrimas. Tratamos de tomar el trabajo con la mejor paga ¿Lógico no?, tratamos de sacarle el valor presente neto a nuestras inversiones y elegimos el número más alto ¡Más que lógico!, tratamos de comprar cosas que sean de mayor calidad y mejor precio… ese es muy lógico, pero al momento de elegir a una pareja, o de perdonar a nuestra pareja, ya no somos tan lógicos.

Carrie había dejado ir a hombres mucho más perfectos que Big, Aidan por ejemplo, solo porque ella no estaba lista para casarse, o Alexander porque le soltó la mano en una exhibición cuando le había prometido no hacerlo en toda la noche. Pero a Big, que la había dejado en el altar con más de 200 invitados, que nunca la buscó sabiendo donde ella vivía, que lo único que hizo fue transcribir cartas de amor de un libro a la computadora para luego mandárselo por correo electrónico, a él todo fue justificado con “No era lógica, era amor” y todo fue borrado de un solo beso. Y es que de verdad no es lógico. Y es que de verdad era amor.

¿Hasta donde tiene que llegar uno dejando la lógica atrás? ¿Cuánto uno tiene que comprometer su salud emocional por el amor? ¿Dónde quedaron las lágrimas de Carrie luego de la boda? ¿Dónde habían quedado los mías? Y es que Carrie sabía que Big lo máximo que podía hacer era pedirle a su secretaria que transcribiera esas cartas. Era la máxima prueba de amor para él. ¿Cuándo se trata de perdón, por cuanto estamos dispuestos a conformarnos? Mientras uno le ofreció el mundo, Europa, glamour, mientras el otro se moría para casarse con ella, de formar una familia, de unir sus vidas hasta el final de sus días… ella decidió irse con el que no pudo bajarse del carro el día de su boda. Pero si Carrie hubiera esperado encontrar su apartamento lleno de sus flores favoritas, y un gran anuncio en Times Square pidiéndole perdón posiblemente se hubiera quedado soltera un poco mas de tiempo. No es culpa del olmo que no quiere dar peras, es culpa del que se las pide.

Luego de su reconciliación vimos poco más de veinte minutos más de película. Y todos consideraron que fue un final feliz, que ellos habían quedado felices, olvidando al parecer mas de dos horas de sufrimiento, soledad, y depresión que tuvo que pasar la amada protagonista solo porque él no se pudo bajar del carro. ¿Por qué nos derretimos por tan poco? ¿Por qué Carrie consideró esas transcritas cartas de amor en su correo electrónico como una “perdón, volvamos a estar juntos”?

Todos soñamos con nuestros finales felices de la misma manera que soñamos con nuestros lugares felices. Parece que un par de minutos de felicidad, de risa incontrolable, de inmadurez, de esa sencillez de corazón, le gana de sobre manera a noches enteras de dolor físico en el pecho, de lágrimas amargas, de humillación. Y es que tal vez de verdad no sea lógico, tal vez todo se resuma al amor. Pero ¿Qué tan lógico es pensar que no nos debemos llevar por la lógica sino por el amor? Tal vez nuestro ilógico lugar feliz tenga un poco más de lógica con una mecedora a la par de la tuya con la persona que en tu interior sabes que quieres que esté ahí pero aun no estas seguro si lo debes decir en voz alta. Pero solo hay una persona en este mundo que no puedes engañar, y ese sos vos mismo. Siempre vas a saber lo que de verdad piensas, y sabes que no siempre es lógico.


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